domingo, 13 de octubre de 2024

Libro EJEMPLO OS HE DADO. Aprendiendo del mejor y mayor Misionero | By Pr. Heyssen Cordero | Descargar

Hace algunos años, como consecuencia de haber estado intubado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), por causa del flagelo de la pandemia del COVID-19, llegué a pesar 51 kilos. Mis músculos habían desaparecido casi por completo. Era incapaz de ponerme en pie por mí mismo. No era capaz de levantar mi celular con una sola mano. Aún recuerdo cuando me vestía, mis camisas y pantalones parecían pertenecer a otra persona. ¿Qué le pasó a mi cuerpo? —me preguntaba. Me explicaron que por haber estado inactivo varios días, y por no haberme alimentado adecuadamente, o de manera normal, el cuerpo había sufrido estos cambios. Me quedé pensando en lo terrible que es no comer adecuadamente, por lo menos no de manera natural. ¿Por qué es necesario la comida y qué ocurre en el cuerpo si no comemos por horas, días, semanas, meses y años?



La palabra comida en el Nuevo Testamento viene del griego βρῶμα (brōma) y significa “alimento, comida, pan, carne, frutos”,  necesidades básicas del ser humano para poder vivir.

Juan registró las Palabras de Jesús: “Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega” (Jn. 4:31-35). Pero, ¿qué fue lo que motivó a Jesús a comparar su misión con “la comida”?


LA IMPORTANCIA DE LA COMIDA

La glucosa es la principal fuente de energía del ser humano, y se obtiene a través de los hidratos de carbono o carbohidratos. Son como el “combustible” que nuestro organismo necesita para sobrevivir. Los carbohidratos se encuentran en los alimentos y bebidas.

¿Qué pasa si no como más de siete horas?

Según los especialistas, durante las seis primeras horas después de la última ingesta de alimentos, el cuerpo no experimentará algún cambio o problema significativo. Sin embargo, a medida que pase el tiempo, y las reservas de glucógeno se vayan agotando, el cuerpo necesitará más “alimentos o bebidas” (carbohidratos), lo que indicará en el cuerpo una sensación de hambre. A partir de la séptima hora, el cuerpo siente los cambios. Este efecto es notable en el ser humano a través del mal humor, distracción y reducción de las capacidades cognitivas.

¿Qué pasa si no como más de tres días?

Si por alguna razón, el cuerpo sigue sin alimentarse, en setenta y dos horas o tres días aproximadamente, el cuerpo habrá consumido todas sus reservas de hidratos de carbono (carbohidratos) o glucógeno, e iniciará así la autofagia, proceso por el cual “el cuerpo se consume” a sí mismo. El organismo comienza a alimentarse de los tejidos grasos, de las reservas o almacenes de grasa. A las pocas horas, el cuerpo comienza a experimentar la pérdida notable de peso. Sin embargo, pasados los dos o tres días, aproximadamente, y dependiendo del estado de salud de la persona, antes de su ingesta de alimentos, el cuerpo experimentará problemas considerables tales como el deterioro físico y mental, mareos, debilidad, pérdida de coordinación y frecuencia cardiaca baja. Este proceso se conoce como cetosis, donde el cuerpo usa las reservas de grasas y proteínas que ha tenido en reserva como su principal fuente de energía.

¿Qué pasa si no como más de una semana?

Pasados los siete días, el cuerpo continúa usando las proteínas para alimentarse, proceso en el cual genera daños a los órganos y a todo el sistema inmunitario. Con esta situación se incrementa la probabilidad de padecer cualquier enfermedad. En ciertos casos, se puede sobrevivir por más de tres semanas y hasta setenta días sin comer. Ello dependerá de la cantidad de grasa almacenada, así como del agua que se consuma. Entre los síntomas perceptibles está la sequedad de la piel, pelo quebradizo o incluso caída del cabello. No obstante, en cualquiera de los casos el organismo seguirá en el proceso de consumirse hasta que fallezca. Por eso, es indispensable mantener una adecuada alimentación en sus tiempos correctos.

¿Cuánto tiempo podemos vivir sin comer la comida de Jesús? Si el ser humano no puede estar sin comer por más de una o dos semanas, porque a partir de las siete horas sin alimento su cuerpo experimenta malestar, distracción y pérdida de sus capacidades cognitivas, ¿cómo es que algunos cristianos pueden estar días, semanas, meses y años sin comer la comida de Jesús? Es por eso que podemos ver a cristianos malhumorados, distraídos, sin entendimiento, sin la capacidad de ver la urgencia de las cosas espirituales. ¿Por qué? Porque están en el proceso de la autofagia espiritual, se alimentan a sí mismos, del yo, en vez de alimentarse de Cristo Jesús. Un cristianismo que se alimenta de sí mismo, o de cualquier cosa que no sea de la comida de Jesús es un cristiano que es un ańemico espiritual, un “cristiano” débil ante las asechanzas del enemigo.

Si el ser humano no come en corto, mediano o largo plazo, en días, semanas o hasta un par de meses, simplemente morirá. De igual modo, el cristiano, el discípulo de Cristo que no come la comida de Jesús en corto, mediano o largo plazo, en días, semanas, meses o quizás un par de años, morirá. Es por ello que Ezequiel vio al pueblo de Dios como un valle de huesos secos (Ez. 37:1-14), gente que estaba muerta en vida, gente como la higuera que maldijo Jesús porque parecía viva, hermosa y frondosa, pero sin frutos (Mt. 21:18-19). Jesús no estaba diciendo que la comida, bebida y el descanso no eran importantes. Más bien, quería que sus discípulos supieran que la vida era más que esas cosas, que el hombre no solo se alimenta de pan. 

 

El libro que tienes en tus manos tiene el objetivo de mostrarnos sobre la comida de Jesús, y cómo cumplir la misión siguiendo las pisadas de Jesús. En su vida, dichos, hechos y enseñanzas, encontraremos luz radiante de cómo podemos cumplir la misión, pues en Jesús encontramos al mejor y mayor misionero.


Que Dios te bendiga.


Pr. Heyssen Cordero Maraví 

El autor

sábado, 21 de septiembre de 2024

Sermones misioneros LOS 12 DISCÍPULOS DE JESÚS. Lecciones para la iglesia hoy | Descargar pdf

 LOS DISCÍPULOS DE JESÚS, HOMBRES ORDINARIOS EN MANOS EXTRAORDINARIAS



Los discípulos de Jesús no eran perfectos, tampoco eran eruditos. Ni siquiera eran sabios religiosos o extraordinarios profesionales. No pertenecían a las familias encumbradas de Israel. Los discípulos de Jesús eran personas sencillas, con poca educación, personas ordinarias que decidieron sujetarse de las manos extraordinarias de su maestro, Jesús.


Hombres ordinarios que continuaron el legado de Jesús de manera extraordinaria, hombres como tú y como yo, con defectos por doquier, con costumbres y hábitos complicados, que caminaron con Jesús y se convirtieron, en su mayoría, en mártires en la causa de Dios. ¿Cómo lo hicieron? Aprendieron, reaprendieron y desaprendieron. Ellos revolucionaron el mundo en el primer siglo, ellos empezaron y hoy nosotros conocemos de ese evangelio bendito, gracias a lo que ellos hicieron.


Al leer y predicar sermones biográficos de los 12 discípulos de Jesús, en los sábados misioneros, estoy seguro de que Dios nos bendecirá con lecciones propicias para nuestros tiempos, para la iglesia actual. Que Dios pueda usarte como un poderoso predicador y movilizar de la iglesia.

Pr. Heyssen Cordero Maraví 

Ministerio Personal 

Unión Peruana del Sur

Sermonario AÚN EXISTE ESPERANZA. El fin del gran conflicto | By Heyssen Cordero | Descargar pdf



Hay momentos en la vida en que sentimos que no hay salida para los problemas, hay situaciones que parecen haberse salido de control y que no hay solución posible, ¿has sentido eso alguna vez?, ¿seremos los únicos en sentir que las tormentas de la vida nos quieren hacer naufragar? A veces solemos leer los evangelios, y todos los problemas, enfermedades, situaciones complejas son resueltas por el mismo Jesús, y pensar: “Claro, todos los problemas tenían solución porque Jesús estaba físicamente entre ellos, pero hoy no es así…”. Hace algunos días un joven me decía: “A veces siento pena por vivir 2000 años después de Cristo. Me hubiera gustado vivir en sus tiempos… porque veo en los evangelios a Jesús actuando en vivo, in situ, pero hoy siento que Jesús es solo historia…”.


Imagino a los seguidores de Jesús, después de su ascensión teniendo más o menos esa misma sensación. Pedro y los demás discípulos, los nuevos discípulos como Esteban, Felipe, Pablo, Silas, entre otros, no tenían a Jesús entre ellos, pero de manera extraordinaria y maravillosa, experimentaron los mismos milagros que vemos en los evangelios, en el libro de Hechos. El libro de Hechos es la muestra de que Dios sigue obrando milagros en la vida de sus hijos fieles, y a través de sus hijos fieles.


Aún existe esperanza presenta mensajes de milagros en el libro de Hechos, cuando Jesús ya no estaba de manera física entre nosotros, pero sí obraba milagros grandiosos a través del Espíritu Santo. Aún existe esperanza es una serie de sermones un tanto diferente. Es la transcripción de sermones que fueron predicados en vivo en una campaña de evangelismo. Es por ello que es muy probable que no será como los otros sermones. La idea es que puedas leerlos, estudiarlos y adaptarlos a tu estilo de predicación. Cada sermón tendrá un QR, para que puedas ver el mismo sermón en video. Dios te usará grandemente. Estaré orando para ello.

 

 Pr. Heyssen Cordero Maraví 

EVANGELISTA 

UNIÓN PERUANA DEL SUR

miércoles, 22 de mayo de 2024

Renacer, a los pies de Jesús | Sermones - Descargar



Jesús hizo muchos milagros, que si se hubieran registrado todos, no alcanzarían ni todos los libros del mundo (Juan 21:25). No obstante, los evangelios solo registran 35, y cada uno de ellos tiene un mensaje extraordinario, maravilloso y sublime.


Renacer a los pies de Jesús es un milagro. No hay otro lugar para renacer en esta vida. La vida del ser humano solo renacerá cuando se rinda a los pies del dador de la vida. Aquel que puede lo que nadie en este mundo puede hacer. Pero esta acción milagrosa, muchas veces, no es una tarea sencilla como puede parecer. Requiere entender por lo menos dos conceptos:


1. Reconocer quién es Dios. No puedes postrarte ni rendirte ante un ser humano más. El primer paso para RENACER tiene que ver con reconocer que Dios es Dios y lo puede todo, lo es todo, y que puede lo que YO NO PUEDO.


2. Reconocer quiénes somos. El ser humano no es más que un mortal limitado. Nosotros no podemos hacer muchas cosas por más buenas intenciones que tengamos, somos seres finitos, simples hombres, jugando a construir algo duradero. El segundo paso para RENACER es entender que YO NO PUEDO NADA, y que por ello necesito rendirme a los pies de Cristo.


A lo largo de esta serie de mensajes veremos a personas que RENACIERON cuando decidieron POSTRARSE A LOS PIES DE CRISTO.


Solo a los pies de Cristo habrá un RENACER para tener un GRAN REENCUENTRO con Él por la eternidad.


Que Dios te bendiga. 

 


Pr. Heyssen Cordero Maraví 

Evangelista 

UNIÓN PERUANA DEL SUR

miércoles, 21 de febrero de 2024

La ciencia de ganar almas. Manual de evangelismo. Volumen 2 | By Pr. Heyssen Cordero Maraví - Descargar


Cuando Jesús estableció la iglesia tenía una razón, un propósito, UNA MISIÓN. Como Cristo había cumplido Su misión, la salvación del mundo fue alcanzada en la cruz, por Su sacrificio, que es más que suficiente para rescatar a toda la humanidad. Luego, las buenas noticias necesitaban llegar a todas las personas. Para esto, nos dio una MISIÓN.

Así, el énfasis del cierre de los evangelios y de la apertura del libro de los Hechos, apuntan en una misma dirección: Un llamado a todos los que siguen a Cristo para que “hagan discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:18-20), tomando la tarea que el Padre entregó a Su hijo, como su propia misión (Juan 20:21-23), con la seguridad de que solamente con el poder del Santo Espíritu, podrán ser testigos de Jesús y compartir con todo el mundo el mensaje de la salvación (Lucas 24:49, Hechos 1:8).

A la luz de estos textos bíblicos, y de tantos otros, se puede afirmar que no es la iglesia que tiene una misión, sino que la misión tiene una iglesia. El Señor tiene una misión y para ello estableció Su iglesia. Existimos por esta misión y si nos olvidamos de eso, perdemos la razón para nuestra existencia.

En las palabras de Elena de White: “la Iglesia es el medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Fue organizada para servir, y su misión es la de anunciar el Evangelio al mundo. Desde el principio fue el plan de Dios que su iglesia reflejase al mundo su plenitud y suficiencia. Los miembros de la iglesia, los que han sido llamados de las tinieblas a su luz admirable, han de revelar su gloria. La iglesia es la depositaria de las riquezas de la gracia de Cristo; y mediante la iglesia se manifestará con el tiempo, aun a “los principados y potestades en los cielos” (Efesios 3:10), el despliegue final y pleno del amor de Dios” (Hechos de los apóstoles, p. 9).

Con esta perspectiva “Dios toma a los hombres tales como son, con los elementos humanos de su carácter, y los prepara para su servicio, si quieren ser disciplinados y aprender de él. No son elegidos porque sean perfectos, sino a pesar de sus imperfecciones, para que mediante el conocimiento y la práctica de la verdad, y por la gracia de Cristo, puedan ser transformados a su imagen” (Deseado de Todas las Gentes, p. 261).

Esto es lo más sorprendente, que para una misión de tal magnitud, el Señor elija contar con seres humanos limitados y frágiles para revelar al mundo Su plenitud y suficiencia, Su gloria y el despliegue final y pleno del amor de Dios. ¡Extraordinario!

Nosotros hemos recibido este llamado, esta misión. Privilegio inaudito, responsabilidad sin medida. Y más que vivir esta misión en lo personal, como ministros del evangelio, fuimos llamados a liderar un movimiento misionero. Como evangelistas preparamos y capacitamos un ejército de evangelistas. Como enviados, enviamos. Como misioneros, formamos nuevos misioneros.

El plan del Señor para cumplir la misión sigue siendo el mismo. Sus promesas también. “El que llamó a los pescadores de Galilea está llamando todavía a los hombres a su servicio. Y está tan dispuesto a manifestar su poder por medio de nosotros como por los primeros discípulos. Por imperfectos y pecaminosos que seamos, el Señor nos ofrece asociarnos consigo, para que seamos aprendices de Cristo. Nos invita a ponernos bajo la instrucción divina para que unidos con Cristo podamos realizar las obras de Dios” (Deseado de Todas las Gentes, p. 264). 

 

Que el Señor encuentre en nosotros, siervos listos para escuchar Su voz, y prontos a atender Sus órdenes. Si lo hacemos, Él va a hacer Sus obras en nosotros y por medio de nosotros.


Dios los bendiga.

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