Aunque es tarde, no estoy durmiendo. Todavía mastico la última crítica sobre mi cena pastoral, sazonada con expectativas poco realistas.
La niebla se pone sobre mi palpitante mente, y me sumerjo en la Tierra Pastoral , donde un presentador anuncia la llegada de un héroe soñado:
"Él predica más poderosamente que Billy Graham, aconseja con más eficacia que el Dr. Dobson, pasa más tiempo haciendo visitas al hospital que Marcus Welby. ¡Él es SuperPastor!"
Tal como mi supersueño gana altitud, oigo el sonido del viento silbar a través de mi pelo perfectamente arreglado, seguido por el sonido ensordecedor de mi aterrizaje.
"¿En qué puedo ayudarle?" pido amablemente.
"Supongo que trabajando en la iglesia con los niños este domingo" responde Martha Maniaca, "porque este domingo tengo programado llevar a mis hijas a la exposición botánica".
"Ya veo" le contesto. "¿Por qué no llama al substituto señalado de la guardería y ve si pueden cambiar de domingo?"
"¿Por qué no pensé en eso?" contesta Martha. "¡Oh, gracias, SuperPastor!"
El resto de mi sueño sigue un plan similar de vuelo. Gritos de socorro. Vuelo hacia ellos y la gente me relata sus problemas. Yo los resuelvo.
¡Ayudo a Hank Gruñón que necesita ir al aeropuerto el martes – a las 4 a .m.! Y rescato a Darla Detalle, la autonombrada jefa de policía de la predicación, quien observa si di mal un texto del Salmo 1 que mencioné de memoria el domingo pasado.
Algunas horas después de sueño, vuelo exhausto a casa.
Mi superesposa dice, "llegas justo a tiempo para ayudar a nuestros tres preciosos niños en sus actividades extracurriculares, ¿recuerdas?"
"Por supuesto, querida. ¿Cómo podría yo, el SuperPastor, olvidarme?"
Mi superesposa detecta mi cansancio y mi sarcasmo. "¿Estás BIEN?" me preguntó.
“¿Verdaderamente? Estoy comenzando a sentir el factor miedo", respondo. "No he acabado con el sermón. Temo quedarme paralizado al predicar y ser en el púlpito un manojo de nervios."
“¡Que pesadilla!" exclamó. "Apagaremos el desagradable timbrar del teléfono y sólo devolverás las llamadas si son verdaderamente urgentes."
"Pero," proteste, "la gente espera que esté allí para ellos. Después de todo, soy el SuperPastor!"
Mi esposa gentilmente leyó su versículo del día: "Y él mismo [Dios] constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio…” (Efesios 4:11-12).
"Yo Conozco uno" le digo.
Ella sonríe. “¿recuerdas lo que dijiste la semana pasada acerca de nuestros niños y cómo si realizábamos cosas para ellos, nunca aprenderían a ser responsables? Tú eres un superpapá al amarlos lo suficiente como para equiparlos para que sean autodisciplinados."
"¡Ah! ¡Seré un SuperPastor si equipo a otros a ser exitosamente autodisciplinados para que realicen la labor del ministerio!"
"¡Eres es tan listo! Es por eso que me casé contigo", dijo mi superesposa.
"pensé que era debido a mis buenos rasgos" contesté.
"Uhm, bueno, sí"
El despertador finalmente me trae a tierra. Despierto al lado de mi esposa, que es tan preciosa como en mi sueño.
"¿Qué fue lo que soñaste?" me preguntó "acabas de decir, ‘¡arriba, arriba y lejos!'"
"¿lo hice?"
"sí. ¿Estás BIEN?" me preguntó.
“Súper”, dije “sólo súper”.
Por
La niebla se pone sobre mi palpitante mente, y me sumerjo en la Tierra Pastoral , donde un presentador anuncia la llegada de un héroe soñado:
"Él predica más poderosamente que Billy Graham, aconseja con más eficacia que el Dr. Dobson, pasa más tiempo haciendo visitas al hospital que Marcus Welby. ¡Él es SuperPastor!"
Tal como mi supersueño gana altitud, oigo el sonido del viento silbar a través de mi pelo perfectamente arreglado, seguido por el sonido ensordecedor de mi aterrizaje.
"¿En qué puedo ayudarle?" pido amablemente.
"Supongo que trabajando en la iglesia con los niños este domingo" responde Martha Maniaca, "porque este domingo tengo programado llevar a mis hijas a la exposición botánica".
"Ya veo" le contesto. "¿Por qué no llama al substituto señalado de la guardería y ve si pueden cambiar de domingo?"
"¿Por qué no pensé en eso?" contesta Martha. "¡Oh, gracias, SuperPastor!"
El resto de mi sueño sigue un plan similar de vuelo. Gritos de socorro. Vuelo hacia ellos y la gente me relata sus problemas. Yo los resuelvo.
¡Ayudo a Hank Gruñón que necesita ir al aeropuerto el martes – a las 4 a .m.! Y rescato a Darla Detalle, la autonombrada jefa de policía de la predicación, quien observa si di mal un texto del Salmo 1 que mencioné de memoria el domingo pasado.
Algunas horas después de sueño, vuelo exhausto a casa.
Mi superesposa dice, "llegas justo a tiempo para ayudar a nuestros tres preciosos niños en sus actividades extracurriculares, ¿recuerdas?"
"Por supuesto, querida. ¿Cómo podría yo, el SuperPastor, olvidarme?"
Mi superesposa detecta mi cansancio y mi sarcasmo. "¿Estás BIEN?" me preguntó.
“¿Verdaderamente? Estoy comenzando a sentir el factor miedo", respondo. "No he acabado con el sermón. Temo quedarme paralizado al predicar y ser en el púlpito un manojo de nervios."
“¡Que pesadilla!" exclamó. "Apagaremos el desagradable timbrar del teléfono y sólo devolverás las llamadas si son verdaderamente urgentes."
"Pero," proteste, "la gente espera que esté allí para ellos. Después de todo, soy el SuperPastor!"
Mi esposa gentilmente leyó su versículo del día: "Y él mismo [Dios] constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio…” (Efesios 4:11-12).
"Yo Conozco uno" le digo.
Ella sonríe. “¿recuerdas lo que dijiste la semana pasada acerca de nuestros niños y cómo si realizábamos cosas para ellos, nunca aprenderían a ser responsables? Tú eres un superpapá al amarlos lo suficiente como para equiparlos para que sean autodisciplinados."
"¡Ah! ¡Seré un SuperPastor si equipo a otros a ser exitosamente autodisciplinados para que realicen la labor del ministerio!"
"¡Eres es tan listo! Es por eso que me casé contigo", dijo mi superesposa.
"pensé que era debido a mis buenos rasgos" contesté.
"Uhm, bueno, sí"
El despertador finalmente me trae a tierra. Despierto al lado de mi esposa, que es tan preciosa como en mi sueño.
"¿Qué fue lo que soñaste?" me preguntó "acabas de decir, ‘¡arriba, arriba y lejos!'"
"¿lo hice?"
"sí. ¿Estás BIEN?" me preguntó.
“Súper”, dije “sólo súper”.
Por
Clark Cothern
Es el pastor principal de “la iglesia Comunidad Agua Viva en Ypsilanti, Michigán.
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