“La cuestión no es solo saber, sino creer...”
Pastor- me dijo uno de mis ancianos de iglesia más perspicaces de mirada preocupada- ¿no hay otro texto que sea más convincente que el que todos los pastores usan para tratar de hacernos entender que, los grupos pequeños son el plan de Dios?
Debo confesar que su pregunta me dejó perplejo, no porque no tuviera una respuesta a su incógnita, sino porque estaba, a mi entender, insinuando probablemente que la profeta del Señor, Elena G. de White, carecía de importancia, o que no tan autoritativa.
Como la pregunta me la hizo frente a casi sesenta hermanos, líderes de mi distrito, a “boca de jarro”. Para imponer respeto y demostrar mis conocimientos le respondí con firmeza: “mira hermano, quiero que entiendas algo antes de nada que Elena G. De White es profeta de Dios, y si eres adventista creo que eso lo sabes. Y si sabes eso ¿no entiendo el porqué de tu pregunta?, ¿Crees que Elena G. de White, no es autoritativa?”- No pastor, para nada- me respondió con una sonrisa entre sus labios- mi pregunta es en torno a que siempre se usa ese pasaje, no lo digo por usted únicamente “La formación de los Grupos Pequeños como base del esfuerzo cristiano, fue presentado por Uno que no pude equivocarse”[1], y creo que si es un plan de Dios, debe estar plasmado en toda la Biblia o el Espíritu de Profecía.
El anciano, tenía razón. Lo entendí muy bien. Yo mismo había notado antes ese detalle. Cuando era estudiante de teología, un profesor constantemente nos animaba a ver el tema de los Grupos Pequeños de manera apasionada. Y la verdad aparentemente su único texto de batalla era el texto famoso del Servicio Cristiano. En realidad algunos otros, que para ser sincero eran similares.
Apreciado hermano- le dije, logrando entender su inquietud- tiene usted mucha razón en su cuestión. El tema de los Grupos Pequeños, no se limitan solo a ese famoso texto, de hecho, la Biblia en todo su desarrollo registra que el pueblo de Dios empezó y se desarrolló en Grupos Pequeños…
Mi confesiónLa pregunta de aquél hermano, me hizo recordar mucho a mis tiempos de estudiante en la facultad de teología. En realidad, no solo yo, sino varios compañeros y algunos profesores.
Cuando escuchaba seminarios y capacitaciones sobre la gran importancia de los Grupos Pequeños, y otros temas relacionados. Personalmente intentaba auto motivarme para creer y trabajar en Grupos Pequeños como un plan de Dios. Y la verdad se me hacía muy difícil solo leyendo el famoso texto inspirado del libro Servicio Cristiano de Elena G. de White y algunos otros. Acostumbrado talvez, a que mis cuestiones eran respondidas en la Biblia y el Espíritu de Profecía en uno y otro texto, el asunto de los Grupos Pequeños, en cambio, se me hacía no fácil.
Fue eso lo que me motivó a interesarme en el tema. Consulté varios libros, y la mayoría de libros sobre Grupos Pequeños son evangélicos, enseñándonos sobre las “células o pequeños grupos, etc.”, no tengo nada en contra de los evangélicos, pero creo que no hay necesidad de buscar pasto en otro campo, si tenemos los mejores.
En mi afán me encontré con algunas obras, y la verdad ayudaron mucho, sin embargo, habían algunas literaturas que simplemente caían en algunos errores. Con el fin de encontrarle raíz en la Palabra de Dios, hacían hablar al texto cosas que de seguro si, sus autores vivieran hoy nos les pedirían cuentas. Decir por ejemplo que, los Grupos Pequeños tienen su inicio con Dios allá en el cielo y que el primer Grupo Pequeño lo conformaron Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es simplemente hacer ni siquiera homilética, sino alegorías como en el antaño en Alejandría.
Por ejemplo, algunas obras ensalzan y admiran a la mega iglesia coreana de más de 30 000 miembros. Sinceramente no me parece estupendo, ni nada alentador la famosa iglesia del pastor coreano David Cho. Puede ser una mega iglesia y que su base sea la de Grupos Pequeños. Pero, personalmente creo que su enfoque está errado. Si cada Grupo Pequeño cumpliría su misión esa iglesia no sería una mega iglesia. Es como si en Lima no se construyeran iglesias y todos los adventistas se congregarían en un solo templo. No necesitan estar en Grupos Pequeños todavía para tener esa mega iglesia.
Además lo que generalmente no cuentan de esa iglesia es que para los cultos dominicales no hay espacio muchas veces, por lo que tienen que reunirse otro día. Es por ello que en esa mega iglesia hay culto todos los días. Algunos me pueden decir que estoy hablando piedras, pero deben ser concientes que si de verdaderos Grupos Pequeños se habla, esa mega iglesia es el peor ejemplo. Tendrán sus miles de Grupos Pequeños o células, pero no cumplen su misión haciendo de sus casas iglesias, es decir expandirse territorialmente o haciendo otras iglesias: Templos. Porque a sus pastores les conviene centralizarlos por asuntos económicos básicamente.
No obstante, después de mi búsqueda respecto al tema de los Grupos Pequeños, la Biblia y el Espíritu de Profecía se encargaron de darme la luz necesaria.
Así que por la gracia de Dios pude, bíblicamente y a través del Espíritu de Profecía entender bien el asunto de los Grupos Pequeños. Hoy creo, vivo, trabajo y enseño en base a los Grupos Pequeños. Sin duda alguna, Dios tiene un propósito para nuestra iglesia, siempre la tuvo, y tú eres parte de ese plan.
Tal vez eres un líder, un anciano, o un pastor, y aún no has llegado a entender sobre este tema tan “trillado”. Y no es que no sepas cómo se organiza un G.P, o cuántos lo conforman, qué se hace, etc. Probablemente tienes un Grupo Pequeño, te reúnes, pero hasta ahora no le encuentras sentido, crees que lo mejor es volver a los templos, como “antes”.
Sabes, me sentí como tú. Yo predicaba sermones y sermones sobre los Grupos Pequeños, pero mis iglesias no funcionaban, mi Grupo Pequeño mismo no funcionaba, a pesar de que hacía todo lo que los manuales de la Asociación decían. Todo mi esfuerzo era en vano, y no entendía porqué, no obstante, hoy entiendo, que jamás podrás tener una iglesia, un grupo pequeños óptimo, que dure años, si en primer lugar tú, no crees en los Grupos Pequeños como un plan de Dios.
Puedes tener los mejores, libros, tener estrategias, métodos, y la capacidad, pero si no crees que los Grupos pequeños son parte del plan de Dios, nunca podrás a tu iglesia viendo en Grupos Pequeños, Creciendo en Grupos Pequeños, simplemente porque no crees. La Biblia enfatiza la importancia de creer. Creer está relacionado con la fe.
Te invito a leer esta pequeña obra con mucha oración. Con mente fresca para poder entender este maravilloso plan de Dios.
LOS GRUPOS PEQUEÑOS: “EL PUNTO DE PARTIDA...”
“El punto de partida de cualquier tema debe ser la Biblia, la palabra de Dios”
Caso 01
Recibí la visita de un testigo de Jehová. Le atendí cordialmente, y me dispuse a escucharle, cuando de pronto se asomó a la puerta el director de jóvenes de mi iglesia central. Me dijo “Hola pastor, buenos días, disculpe creo que volveré más tarde”. Le dije que me parecía bien y continué la charla con mis visitantes. Uno de ellos me dijo sorprendido: “¿es usted pastor?” le respondí afirmativamente y le dije: “soy pastor adventista del Séptimo Día ¿hay algún problema amigo?”. No- me dijo- solo que no sabía que esta casa era adventista. Hace meses vine y vivía otra persona.
La charla se tornó muy amena por las preguntas que les hacía y lo incómodos que se sentían, pues no hallaban respuestas. Yo nos los atacaba, sino que me mostraba como con dudas y que ellos podían ayudarme. Finalmente les dije que me gustaría que me visitasen para que me den respuestas a las cuestiones que les hice. Sin embargo, uno de ellos me dijo: “usted es teólogo, y sabe mucho. Por eso nos hizo preguntas que la verdad no las tenemos en los libros de la sociedad y por eso no las podemos responder. ”
Caso 02
Colportando en la ciudad de Iquitos, me entrevisté con un evangélico. Al darse cuenta de que era yo cristiano, y que me gustaba jugar fútbol, me dijo muy preocupado: “querido hermano, ¿tu pastor no se enoja porque juegas fútbol? Porque mi pastor nos enseña que jugar fútbol es jugar el juego de hombre, del diablo”.
Le respondí sorprendido, con una sonrisa: “es que nosotros estamos acostumbrados a que nuestro pastor nos responda con la Biblia y en la Biblia no encontramos prohibiciones acerca del fútbol, además mi pastor juega con nosotros”. Los ojos del evangélico se tornaron brillantes y grandes y exclamó: “¿por eso mi pastor dice que ustedes son una secta diabólica?”
Le miré fijamente a los ojos y con voz suave le dije: “¿me puede mostrar dónde dice que los que juegan fútbol son diabólicos?” Miró su Biblia y me dijo: “váyase, mi pastor dice que no debemos juntarnos a conversar de la Biblia con los sabáticos”.
Bueno –le dije- me gustaría saber de donde le dijo eso su pastor.
Caso 03
Este es un caso adventista (para variar). En una junta de iglesia uno de los dirigentes arremete contra otro diciéndole: “usted tiene la culpa, además no tiene moral para hablar del asunto, usted es así…” a lo que el último responde: “¿así?, pues debes saber que sé mucho de ti y prefiero callarme porque no soy un hipócrita como tú…”
Me quedé impactado porque al parecer se habían olvidado de que me encontraba presente. Yo era el pastor. Interrumpí la discusión, y les dije: “hermanos ya basta. Por favor cálmense”. Gracias a Dios me hicieron caso. Al ver que accedieron, me sentí con la autoridad para exhortarles ahora o nunca. El mensaje debía ser escuchado por todos, pues en menor o mayor grado en todo el tiempo de la junta, la mayoría había actuado así.
Les dije: “Hermanos, estoy muy apenado, es una iglesia grande. Son ustedes de experiencia y no es posible que se traten así. Ustedes son los líderes de la iglesia, ¿qué puedo esperar de los que no son líderes, si ustedes se maltratan y se hablan como si no fueran hermanos. Por favor queridos hermanos, por amor a Dios y, mientras yo esté en este distrito, no deseo que se repite otra vez. El que quiera opinar mal de su hermano, que guarde sus comentarios y antes vaya y aplique el consejo de Mateo 18. Por favor hermanos, no deseo ver este cuadro otra vez.”
Los hermanos se quedaron callados, pero me asustó la forma de sus rostros. A leguas se notaba que estaban muy enojados conmigo y que querían decir algo. Un hermano interrumpió e intentó hilar una frase, pero le corté y le dije: “hermano por favor levante la mano si deseo opinar”. El hermano me miró y levantó la mano y me dijo: “¿Ahora si?”. Sí- le dije.
Bueno- me dijo- soy adventista de cuna, he sido anciano casi 20 años, he leído el manual de iglesia varias veces y a parte de eso, muchos pastores con mucha experiencia han pastoreado este distrito. Y la verdad es la primera vez que un aspirante a pastor nos diga que no podemos decirnos nuestros errores en la junta. Todos los pastores nos han enseñando en que lo que se hace en la junta se queda en la junta. Y ¿usted viene ahora a querer cambiar y decirnos que no podemos decirnos y hablarnos con franqueza? Nosotros somos maduros, viejos, no somos chiquillos.
La verdad, muchos hermanos asintieron su cabeza en señal de aprobación con lo dicho por el hermano. Si no actuaba sabiamente esta junta sería mi talón de Aquiles. Así que dije con serenidad:
Usted dice que es adventista de cuna, ha leído el manual de iglesia varias veces- cogí mi manual de iglesia y lo mostré- y que los pastores anteriores a mi que tienen más experiencia siempre han apoyado que ustedes se hablen directamente sin pelos en la lengua y que ustedes son maduros y todo lo demás. Toma mi manual de iglesia y te doy todo el tiempo que quieras para que me muestres lo que según usted es lo que se debe hacer. Y por favor respóndame y enséñeme pues puedo estar equivocado.
La reunión se tornó muy fría. El hermano tomó el manual de iglesia y lo ojeó para finalmente decir: “no me acuerdo pastor”.
Bien- le dije- quiero que sepan o recuerden que la Biblia es hermosa porque hay principios para que podamos regirnos en todo aspecto. Le aconsejo que relea su manual y Mateo 18.
La junta continuó. Y había que observar un nombre, pues era propuesto para un cargo. Pregunté: “¿hay apoyo para esta propuesta?” y al ver que la había pregunté “¿alguna observación?” y uno de los ancianos me dijo en voz baja “pastor, que salga a ver si está lloviendo afuera”, y algunos que escucharon, se rieron a carcajadas. Sonreí también y les dije: “Lo que propone el hermano ¿es correcto?” y a voz todos dijeron “¡sí!” Les dije que me mostraran con el Manual de Iglesia donde dice eso.
Uno de los hermanos me dijo. Pastor así siempre se hace. Todos los pastores hacían así, y bueno creemos que debe ser así.
Analizando los casos El primer caso. ¿Qué problema tenían los testigos de Jehová? Simple, el problema que tenían para responder mis inquietudes era que no tenían entre sus libros respuestas a mis cuestiones. Es decir sus libros no podían darme respuestas. Y es que sus conocimientos no se basan en la Biblia sino en las literaturas de la Sociedad, aunque digan lo contrario.
El segundo caso. ¿Qué problema tenía el evangélico? Sencillo, los conocimientos que él poseía estaban basados en las palabras de su pastor. “Mi pastor dice”, “mi pastor nos enseñó”, etc. Qué triste sería que un Adventista del Séptimo Día dijera: “mi pastor dice”, “así dice el pastor Bullón”, etc. Los conocimientos del evangélico se basaban en las palabras de su pastor, de un hombre.
El tercer caso. ¿Qué problema tenían algunos hermanos de la junta? Fácil, serían lo que otros habían hecho. Es decir, hacían las cosas porque lo habían visto. Así, sus conocimientos no estaban basados en lo que realmente era sino en lo que otros habían hecho.
El punto de partida…Todo tiene un génesis, un principio, un origen. La Biblia nos habla de nuestros orígenes. El libro de Génesis por ejemplo, es un libro muy rico respecto a este asunto. El origen mundo, de la vida, del matrimonio, por supuesto, de la maldad en la tierra, pero también, del perdón, podemos encontrar el principio del pueblo de Dios. En fin, todo tuvo un comienzo.
Así, la iglesia de Cristo también tuvo un origen, un principio, un génesis. ¿Y los Grupos Pequeños?
Cuando hablamos de la iglesia de Dios y los Grupos Pequeños, es necesario e imprescindible en verdad, para poder entenderla en esencia, hacer un recorrido histórico a través de la Biblia y del Espíritu de Profecía. Pues, el punto de partida de todo tema, como bien aseveró Horne P. Silva en su definición de culto, debe ser la Biblia, la palabra de Dios.[1]
Así, debemos partir de la Palabra Inspirada. Nuestros conocimientos se deben basar en ellas. En la Biblia y el Espíritu de Profecía. De otro modo, no habrá un valor significativo.
La iglesia está atravesando los momentos finales de la historia universal. Esto parece absurdo en la mente de no pocos. ¿Qué le está pasando a la iglesia? Es importante volver a nuestros orígenes. Volvámosla principio, a la Biblia. Pues volviendo a los orígenes encontraremos un Futuro con Esperanza.
“El punto de partida de cualquier tema debe ser la Biblia, la palabra de Dios”
Caso 01
Recibí la visita de un testigo de Jehová. Le atendí cordialmente, y me dispuse a escucharle, cuando de pronto se asomó a la puerta el director de jóvenes de mi iglesia central. Me dijo “Hola pastor, buenos días, disculpe creo que volveré más tarde”. Le dije que me parecía bien y continué la charla con mis visitantes. Uno de ellos me dijo sorprendido: “¿es usted pastor?” le respondí afirmativamente y le dije: “soy pastor adventista del Séptimo Día ¿hay algún problema amigo?”. No- me dijo- solo que no sabía que esta casa era adventista. Hace meses vine y vivía otra persona.
La charla se tornó muy amena por las preguntas que les hacía y lo incómodos que se sentían, pues no hallaban respuestas. Yo nos los atacaba, sino que me mostraba como con dudas y que ellos podían ayudarme. Finalmente les dije que me gustaría que me visitasen para que me den respuestas a las cuestiones que les hice. Sin embargo, uno de ellos me dijo: “usted es teólogo, y sabe mucho. Por eso nos hizo preguntas que la verdad no las tenemos en los libros de la sociedad y por eso no las podemos responder. ”
Caso 02
Colportando en la ciudad de Iquitos, me entrevisté con un evangélico. Al darse cuenta de que era yo cristiano, y que me gustaba jugar fútbol, me dijo muy preocupado: “querido hermano, ¿tu pastor no se enoja porque juegas fútbol? Porque mi pastor nos enseña que jugar fútbol es jugar el juego de hombre, del diablo”.
Le respondí sorprendido, con una sonrisa: “es que nosotros estamos acostumbrados a que nuestro pastor nos responda con la Biblia y en la Biblia no encontramos prohibiciones acerca del fútbol, además mi pastor juega con nosotros”. Los ojos del evangélico se tornaron brillantes y grandes y exclamó: “¿por eso mi pastor dice que ustedes son una secta diabólica?”
Le miré fijamente a los ojos y con voz suave le dije: “¿me puede mostrar dónde dice que los que juegan fútbol son diabólicos?” Miró su Biblia y me dijo: “váyase, mi pastor dice que no debemos juntarnos a conversar de la Biblia con los sabáticos”.
Bueno –le dije- me gustaría saber de donde le dijo eso su pastor.
Caso 03
Este es un caso adventista (para variar). En una junta de iglesia uno de los dirigentes arremete contra otro diciéndole: “usted tiene la culpa, además no tiene moral para hablar del asunto, usted es así…” a lo que el último responde: “¿así?, pues debes saber que sé mucho de ti y prefiero callarme porque no soy un hipócrita como tú…”
Me quedé impactado porque al parecer se habían olvidado de que me encontraba presente. Yo era el pastor. Interrumpí la discusión, y les dije: “hermanos ya basta. Por favor cálmense”. Gracias a Dios me hicieron caso. Al ver que accedieron, me sentí con la autoridad para exhortarles ahora o nunca. El mensaje debía ser escuchado por todos, pues en menor o mayor grado en todo el tiempo de la junta, la mayoría había actuado así.
Les dije: “Hermanos, estoy muy apenado, es una iglesia grande. Son ustedes de experiencia y no es posible que se traten así. Ustedes son los líderes de la iglesia, ¿qué puedo esperar de los que no son líderes, si ustedes se maltratan y se hablan como si no fueran hermanos. Por favor queridos hermanos, por amor a Dios y, mientras yo esté en este distrito, no deseo que se repite otra vez. El que quiera opinar mal de su hermano, que guarde sus comentarios y antes vaya y aplique el consejo de Mateo 18. Por favor hermanos, no deseo ver este cuadro otra vez.”
Los hermanos se quedaron callados, pero me asustó la forma de sus rostros. A leguas se notaba que estaban muy enojados conmigo y que querían decir algo. Un hermano interrumpió e intentó hilar una frase, pero le corté y le dije: “hermano por favor levante la mano si deseo opinar”. El hermano me miró y levantó la mano y me dijo: “¿Ahora si?”. Sí- le dije.
Bueno- me dijo- soy adventista de cuna, he sido anciano casi 20 años, he leído el manual de iglesia varias veces y a parte de eso, muchos pastores con mucha experiencia han pastoreado este distrito. Y la verdad es la primera vez que un aspirante a pastor nos diga que no podemos decirnos nuestros errores en la junta. Todos los pastores nos han enseñando en que lo que se hace en la junta se queda en la junta. Y ¿usted viene ahora a querer cambiar y decirnos que no podemos decirnos y hablarnos con franqueza? Nosotros somos maduros, viejos, no somos chiquillos.
La verdad, muchos hermanos asintieron su cabeza en señal de aprobación con lo dicho por el hermano. Si no actuaba sabiamente esta junta sería mi talón de Aquiles. Así que dije con serenidad:
Usted dice que es adventista de cuna, ha leído el manual de iglesia varias veces- cogí mi manual de iglesia y lo mostré- y que los pastores anteriores a mi que tienen más experiencia siempre han apoyado que ustedes se hablen directamente sin pelos en la lengua y que ustedes son maduros y todo lo demás. Toma mi manual de iglesia y te doy todo el tiempo que quieras para que me muestres lo que según usted es lo que se debe hacer. Y por favor respóndame y enséñeme pues puedo estar equivocado.
La reunión se tornó muy fría. El hermano tomó el manual de iglesia y lo ojeó para finalmente decir: “no me acuerdo pastor”.
Bien- le dije- quiero que sepan o recuerden que la Biblia es hermosa porque hay principios para que podamos regirnos en todo aspecto. Le aconsejo que relea su manual y Mateo 18.
La junta continuó. Y había que observar un nombre, pues era propuesto para un cargo. Pregunté: “¿hay apoyo para esta propuesta?” y al ver que la había pregunté “¿alguna observación?” y uno de los ancianos me dijo en voz baja “pastor, que salga a ver si está lloviendo afuera”, y algunos que escucharon, se rieron a carcajadas. Sonreí también y les dije: “Lo que propone el hermano ¿es correcto?” y a voz todos dijeron “¡sí!” Les dije que me mostraran con el Manual de Iglesia donde dice eso.
Uno de los hermanos me dijo. Pastor así siempre se hace. Todos los pastores hacían así, y bueno creemos que debe ser así.
Analizando los casos El primer caso. ¿Qué problema tenían los testigos de Jehová? Simple, el problema que tenían para responder mis inquietudes era que no tenían entre sus libros respuestas a mis cuestiones. Es decir sus libros no podían darme respuestas. Y es que sus conocimientos no se basan en la Biblia sino en las literaturas de la Sociedad, aunque digan lo contrario.
El segundo caso. ¿Qué problema tenía el evangélico? Sencillo, los conocimientos que él poseía estaban basados en las palabras de su pastor. “Mi pastor dice”, “mi pastor nos enseñó”, etc. Qué triste sería que un Adventista del Séptimo Día dijera: “mi pastor dice”, “así dice el pastor Bullón”, etc. Los conocimientos del evangélico se basaban en las palabras de su pastor, de un hombre.
El tercer caso. ¿Qué problema tenían algunos hermanos de la junta? Fácil, serían lo que otros habían hecho. Es decir, hacían las cosas porque lo habían visto. Así, sus conocimientos no estaban basados en lo que realmente era sino en lo que otros habían hecho.
El punto de partida…Todo tiene un génesis, un principio, un origen. La Biblia nos habla de nuestros orígenes. El libro de Génesis por ejemplo, es un libro muy rico respecto a este asunto. El origen mundo, de la vida, del matrimonio, por supuesto, de la maldad en la tierra, pero también, del perdón, podemos encontrar el principio del pueblo de Dios. En fin, todo tuvo un comienzo.
Así, la iglesia de Cristo también tuvo un origen, un principio, un génesis. ¿Y los Grupos Pequeños?
Cuando hablamos de la iglesia de Dios y los Grupos Pequeños, es necesario e imprescindible en verdad, para poder entenderla en esencia, hacer un recorrido histórico a través de la Biblia y del Espíritu de Profecía. Pues, el punto de partida de todo tema, como bien aseveró Horne P. Silva en su definición de culto, debe ser la Biblia, la palabra de Dios.[1]
Así, debemos partir de la Palabra Inspirada. Nuestros conocimientos se deben basar en ellas. En la Biblia y el Espíritu de Profecía. De otro modo, no habrá un valor significativo.
La iglesia está atravesando los momentos finales de la historia universal. Esto parece absurdo en la mente de no pocos. ¿Qué le está pasando a la iglesia? Es importante volver a nuestros orígenes. Volvámosla principio, a la Biblia. Pues volviendo a los orígenes encontraremos un Futuro con Esperanza.
REFERENCIA:
[1]Horne P. Silva, “Un modelo de culto”, Ministerio Adventista (mayo-junio), 2000, 21.
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