29 de mayo de 2016 | Ruanda | Andrew McChesney, director de noticias, Adventist Review
Un ciudadano belga que visitaba a parientes en un rincón apartado de Ruanda.
Una joven de 19 años que perderá su trabajo.
Un agente de policía cuya tarea era proteger al presidente de la Iglesia Adventista, Ted N. C. Wilson.
Estos son algunos del récord de 95.890 personas que aceptaron a Cristo por medio del bautismo durante una campaña de evangelización de dos semanas que concluyó este fin de semana, dijeron los líderes de la iglesia el domingo.
Se espera que en las próximas semanas se lleven a cabo bautismos adicionales como resultado de las reuniones en 2227 lugares a lo largo y a lo ancho de ese país africano, lo que llevará el total de bautizados a más de cien mil personas, lo que convertirá el evento del 13 al 28 de mayo el más grande de su tipo en la historia de la Iglesia Adventista.
“Ustedes son un ejemplo para todo el mundo. Alabamos a Dios por ello”, dijo Wilson ante una multitud de seis mil personas que asistieron al culto del último sábado en la ciudad turística de Gisenyi. Entre los presentes se encontraban las 1971 personas bautizadas en el Lago Kivu esa mañana.
Los líderes de la iglesia local dan el crédito al Espíritu Santo y a la Participación Total de los Miembros por el número inusitado de bautismos.
“Cuando cada miembro participa, la cosecha es abundante”, dijo Sophonie Setako, presidente de la Iglesia Adventista en el Territorio Noreste de Ruanda, que incluye la ciudad de Gisenyi y donde hubo 10.778 bautismos. “Al visitar a las personas y ayudar a los necesitados, hemos recibido muchos miembros nuevos”.
“Participación Total de los Miembros”, también llamado “Todos los Miembros Involucrados”, es el nombre de una iniciativa de la Iglesia Adventista mundial que anima a cada uno de los 19,1 millones de miembros de iglesia el mundo para que halle maneras de compartir a Jesús con sus amigos y en sus comunidades. El récord anterior se produjo en Zimbabue en mayo de 2015, donde después de una campaña de evangelización de dos semanas se bautizaron treinta mil personas.
En Ruanda, los 720 mil miembros de iglesia se tomaron a pecho el programa. Muchos estudiaron la Biblia con sus vecinos y fueron de puerta en puerta, invitando a la gente a las reuniones de evangelización. Los miembros también donaron dinero para alimento, vacas, y pólizas de seguros que buscan mejorar la vida de los pobres de sus comunidades. Las clínicas médicas de tres lugares brindaron atención gratuita a casi seis mil personas durante el curso de una semana.
“Se ha producido un cambio”
Miles de personas atestaron la ribera arenosa del Lago Kivu para presenciar los bautismos del sábado. Los ancianos y los discapacitados fueron bautizados en primer lugar, seguidos por las mujeres embarazadas y largas filas de hombres y mujeres. Ocho pastores bautizaron 1971 personas en unas dos horas y media.
La gente que salía de las aguas no sabía cómo expresar una mayor felicidad. Amplias sonrisas llenaban muchos rostros, mientras salían del lago y se dirigían a las tiendas, donde podían cambiarse las túnicas bautismales empapadas por las aguas.
“En mí se ha producido un cambio”, dijo Steve Nsabimana, un joven de 16 años de nacionalidad belga que estaba de vacaciones, visitando a parientes cerca de Gisenyi, cuando comenzaron las reuniones de evangelización.
Nsabimana dijo que la curiosidad lo llevó a las reuniones, y que el mensaje de las profecías de Daniel y Apocalipsis lo convenció de entregar su corazón a Cristo por medio del bautismo. Ahora regresará a Bélgica como miembro de la Iglesia Adventista.
“Después del bautismo, siento que todos mis pecados han sido perdonados”, dijo con una sonrisa.
Obed Twagirasu, un hombre de 51 años que antes había sido adventista, contó con su sonrisa sin dientes que había sido impresionado para buscar el rebautismo mientras escuchaba a Nancy Wilson, esposa del presidente de la Iglesia Adventista, quien predicó su primera serie de sermones de evangelización. Twagirasu se sintió impresionado al escuchar que al momento de la segunda venida de Cristo, cada ser humano recibirá su justa recompensa.
“Necesitaba ser bautizado para renovar mi relación con Dios”, dijo Twagirasu. “Me siento muy feliz de ingresar a la familia de Dios”.
“Una experiencia inolvidable”
Nancy Wilson, que habló ante unas tres mil personas todas las noches en una colina en las afueras de Gisenyi, tenía lágrimas en los ojos al ver que 411 personas de las que asistieron a sus reuniones fueron bautizadas ese sábado. Al salir del agua, varias mujeres la saludaron agitando la mano y enviándole besos en el aire.
“Fue una experiencia inolvidable”, dijo Nancy Wilson.
En total, en los dos últimos sábados se bautizó a un total de 539 personas que habían asistido a las reuniones que ella dirigió.
Una de ellas fue Clementine Nyiragasigwa, una delgada joven de 19 años de menos de 1,5 metros de altura. Al hablar en una entrevista al salir del Lago Kivu, dijo que se había sentido impresionada de bautizarse después de escuchar una presentación sobre la estatua de Daniel 2.
Nyiragasigwa, que jamás había sido bautizada antes, había estado trabajando para otra denominación cristiana cuando comenzó a asistir a las reuniones. Cuando anunció a sus colegas que quería bautizarse en la Iglesia Adventista, ellos la presionaron para que cambiara de parecer.
El sábado también se bautizó Schadrack Rutabayiro, un agente de policía responsable de escoltar a Wilson desde el hotel hasta las reuniones todas las noches. Durante más de una década, Rutabayiro, cuya madre es adventista, había resistido sus ruegos de que aceptara a Cristo, contó. Sin embargo, entonces escuchó que Wilson hablaba de la segunda venida, y que un médico adventista hablaba de la importancia de una buena salud. Fesaha Tsegaye, director de ministerios de salud de la División de África Centro Oriental, que incluye a Ruanda, dio una presentación de salud antes de cada tema vespertino de Wilson.
“El agua y el ejercicio diario no estaban en mi lista”, dijo Rutabayiro. “El mensaje del doctor Tsegaye tocó mi corazón, y me di cuenta de que necesitaba ser bautizado y experimentar un cambio en mi vida”.
La participación de los miembros no es algo tan osado o novedoso
Los miembros recién bautizados no fueron los únicos que expresaron gozo ese sábado. Los pastores y otros líderes de la iglesia se unieron a una multitud de al menos seis mil personas para el evento de celebración en las riberas del Lago Kivu.
“Fue realmente muy asombroso”, dijo Mutuye Nkundakozera, secretario ejecutivo del Territorio Noroeste de Ruanda y uno de los ocho pastores que participaron de los bautismos. Al igual que muchos miembros de iglesia, él usó una corbata roja con un logotipo azul que decía “TMI”, las siglas de “Todos los Miembros Involucrados”. Casi todos los presentes tenían bufandas azules con el mismo logotipo.
Duane McKey, un organizador de las reuniones de Ruanda y líder de la Iglesia Adventista mundial responsable de Todos los Miembros Involucrados, mostraba una amplia sonrisa mientras él y su esposa Kathy seguían el desarrollo del bautismo a la sombra de grandes sombrillas azules con el logotipo de TMI. McKey aclaró, sin embargo, que la iniciativa “Todos los Miembros Involucrados”, que fue presentado en el Congreso de la Asociación General en julio de 2015, no fue una iniciativa tan osada o novedosa como algunos afirman.
“No es osada ni novedosa”, dijo McKey. “Jesús dijo hace dos mil años en la Gran Comisión de Mateo 28 que tenemos que ir y predicar, enseñar y bautizar. Lo interesante y fascinante es que acabamos de finalizar más de dos mil reuniones que conmemoran algo que Jesús dijo hace ya dos mil años”.
Un sello distintivo de Todos los Miembros Involucrados en Ruanda —que llama a invitar a los vecinos a la iglesia— quedó evidente aun en el Lago Kivu el sábado por la mañana. Un sacerdote católico estaba observando lo que sucedía, después de recibir la invitación de parte de un amigo adventista que está al frente de una universidad local. Era la primera vez que estaba presente en una ceremonia adventista. Al hablar durante una entrevista, el sacerdote expresó su asombro al ver por primera vez un bautismo por inmersión, y dijo que aguardaba con ansias escuchar el sermón inmediatamente a continuación.
Se necesitan nuevas iglesias
Al mirar hacia el futuro, Hesron R. Byilingiro, presidente de la Iglesia Adventista de Ruanda, dijo que la iglesia enfrenta el dilema de hallar lugares de adoración para los nuevos miembros. Después de este fin de semana, las Iglesia Adventista en el país ha llegado a los 815 mil miembros, en una nación de 11,8 millones de personas.
“Esto es realmente un desafío”, dijo Byilingiro en una entrevista en el Lago Kivu. “Con la ayuda de Dios, esto se hará realidad”.
McKey, quien escuchó el comentario de Byilingiro, le dijo que ya hay algo de ayuda en camino. Le contó que una pequeña iglesia en el estado de Texas (Estados Unidos), la iglesia adventista de Hico, había juntado 1400 dólares para otro proyecto de un templo en África, pero que cuestiones técnicas impidieron el año pasado que los fondos llegaran a destino. Es por ello que los pocos miembros de la iglesia de Hico enviaron el dinero a Ruanda por vía de la Asociación General, que es el órgano administrativo de la Iglesia Adventista mundial.
“El dinero será usado para un nuevo templo para los miembros nuevas de una aldea en las afueras de Gisenyi”, dijo McKey.
A pesar de ello, ese sábado, tener templos nuevos estuvo bien lejos de la mente de muchos de los conversos.
Umutoni Feza, una joven de 25 años que creció en un hogar adventista pero que no había asistido a la iglesia durante años, sonrió con timidez cuando se le preguntó por qué había tomado la decisión del bautismo. Dijo que en las reuniones de evangelización, se había dado cuenta de que necesita a Cristo en su vida.
“Me siento muy feliz”, dijo. “Nací una vez en el pasado, y ahora he nacido de nuevo”.
Traducción de Marcos Paseggi
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