miércoles, 21 de febrero de 2024

La ciencia de ganar almas. Manual de evangelismo. Volumen 2 | By Pr. Heyssen Cordero Maraví - Descargar


Cuando Jesús estableció la iglesia tenía una razón, un propósito, UNA MISIÓN. Como Cristo había cumplido Su misión, la salvación del mundo fue alcanzada en la cruz, por Su sacrificio, que es más que suficiente para rescatar a toda la humanidad. Luego, las buenas noticias necesitaban llegar a todas las personas. Para esto, nos dio una MISIÓN.

Así, el énfasis del cierre de los evangelios y de la apertura del libro de los Hechos, apuntan en una misma dirección: Un llamado a todos los que siguen a Cristo para que “hagan discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:18-20), tomando la tarea que el Padre entregó a Su hijo, como su propia misión (Juan 20:21-23), con la seguridad de que solamente con el poder del Santo Espíritu, podrán ser testigos de Jesús y compartir con todo el mundo el mensaje de la salvación (Lucas 24:49, Hechos 1:8).

A la luz de estos textos bíblicos, y de tantos otros, se puede afirmar que no es la iglesia que tiene una misión, sino que la misión tiene una iglesia. El Señor tiene una misión y para ello estableció Su iglesia. Existimos por esta misión y si nos olvidamos de eso, perdemos la razón para nuestra existencia.

En las palabras de Elena de White: “la Iglesia es el medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Fue organizada para servir, y su misión es la de anunciar el Evangelio al mundo. Desde el principio fue el plan de Dios que su iglesia reflejase al mundo su plenitud y suficiencia. Los miembros de la iglesia, los que han sido llamados de las tinieblas a su luz admirable, han de revelar su gloria. La iglesia es la depositaria de las riquezas de la gracia de Cristo; y mediante la iglesia se manifestará con el tiempo, aun a “los principados y potestades en los cielos” (Efesios 3:10), el despliegue final y pleno del amor de Dios” (Hechos de los apóstoles, p. 9).

Con esta perspectiva “Dios toma a los hombres tales como son, con los elementos humanos de su carácter, y los prepara para su servicio, si quieren ser disciplinados y aprender de él. No son elegidos porque sean perfectos, sino a pesar de sus imperfecciones, para que mediante el conocimiento y la práctica de la verdad, y por la gracia de Cristo, puedan ser transformados a su imagen” (Deseado de Todas las Gentes, p. 261).

Esto es lo más sorprendente, que para una misión de tal magnitud, el Señor elija contar con seres humanos limitados y frágiles para revelar al mundo Su plenitud y suficiencia, Su gloria y el despliegue final y pleno del amor de Dios. ¡Extraordinario!

Nosotros hemos recibido este llamado, esta misión. Privilegio inaudito, responsabilidad sin medida. Y más que vivir esta misión en lo personal, como ministros del evangelio, fuimos llamados a liderar un movimiento misionero. Como evangelistas preparamos y capacitamos un ejército de evangelistas. Como enviados, enviamos. Como misioneros, formamos nuevos misioneros.

El plan del Señor para cumplir la misión sigue siendo el mismo. Sus promesas también. “El que llamó a los pescadores de Galilea está llamando todavía a los hombres a su servicio. Y está tan dispuesto a manifestar su poder por medio de nosotros como por los primeros discípulos. Por imperfectos y pecaminosos que seamos, el Señor nos ofrece asociarnos consigo, para que seamos aprendices de Cristo. Nos invita a ponernos bajo la instrucción divina para que unidos con Cristo podamos realizar las obras de Dios” (Deseado de Todas las Gentes, p. 264). 

 

Que el Señor encuentre en nosotros, siervos listos para escuchar Su voz, y prontos a atender Sus órdenes. Si lo hacemos, Él va a hacer Sus obras en nosotros y por medio de nosotros.


Dios los bendiga.

Libro: Proyecto 100. Guía práctica para instructores bíblicos. Vol. 2 | Descargar



 La misión que Cristo nos encomendó es, según Mateo 28:19-20, hacer discípulos, y esta se realiza a través de tres acciones:

1. “yendo” (πορευθέντες “poreuthentes” ) a todas las naciones.

2. “enseñando” (διδάσκοντες “didaskontes”) a todo lo que Dios ha mandado y

3. “bautizando” (βαπτίζοντες “baptizontes”) en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 28:19-20).

Todos los esfuerzos misioneros que realizamos tienen ese propósito. La mensajera del Señor diría: “La Iglesia es el medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Fue organizada para servir, y su misión es la de anunciar el Evangelio al mundo” (HAp, 9).

No obstante, existe una preocupación real: Hay un 90 % de la feligresía actual que permanece en la inacción misionera. ¡Solo el 10 % de la iglesia está compartiendo su fe!

¿Qué hacer para que más hermanos cumplan la misión? La respuesta es simple, hay que enseñarles, ¡hay que entrenarlos!

En ese sentido necesitamos seguir trabajando en la implementación de Escuelas de Entrenamiento de Instrumentos Bíblicos para tener por lo menos 100 instructores bíblicos en cada distrito misionero, a esto le llamamos PROYECTO 100.

Buscamos tener más instructores bíblicos que enseñen la Biblia a sus semejantes. No hemos inventado la pólvora. Elena G. White ya lo decía: “Cada iglesia debe ser una escuela práctica de obreros cristianos. Sus miembros deberían aprender a dar estudios bíblicos, a dirigir y enseñar clases en la Escuela Sabática, a auxiliar al pobre y cuidar al enfermo, y trabajar en pro de los inconversos” (MC, 107). Y también expresó: “En toda iglesia, los miembros deben ser adiestrados de tal manera que dediquen tiempo a ganar almas para Cristo” (JT 3:69). ¿Te imaginas qué pasaría si solo el 50 % de la iglesia abriría su Biblia con sus amigos, vecinos y familiares? ¡Pues 20 000 nuevos discípulos se convertirían en 100 000!

No es una locura, es el plan de Dios. No queremos llenar las bancas de la iglesia, queremos llenar el cielo de más peruanos.

El material que tienes en tus manos tiene el objetivo de que seamos entrenados para el cumplimiento de la misión, que seamos adiestrados debidamente para abrir la Biblia con nuestros semejantes para presentarles a Cristo vivo, a través de un estudio bíblico: 

 


Que Dios te bendiga.


¡Juntos y CONECTADOS para hacer DISCÍPULOS!


Pr. Heyssen Cordero Maraví 

Ministerio Personal, Escuela Sabática, Misión Global, Evangelista y ASA 

UNIÓN PERUANA DEL SUR

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