La
eficiencia de un grupo, un equipo o una organización dependen mayormente del
estilo de liderazgo con que se lo conduce.
En años de experiencia de conducir diversos grupos de personas de la
IASD he podido percibir que existen por lo menos 6 conductas básicas del líder
que facilitan la cooperación de los miembros del GP.
Es de suma importancia que comprendas que la práctica
continua de estos factores favorecerá el
desarrollo y la sostenibilidad de los GP, así como la cooperación de cada uno
de sus integrantes.
1. Comunión diaria con el Espíritu Santo. Liderar un GP de la IASD no es una tarea únicamente
humana, porque se trata de dirigir un equipo de naturaleza espiritual, cuyos
componentes requieren de prácticas cuyos factores son de carácter espiritual.
En ese sentido, el LGP depende mayormente de la dirección, sabiduría y fuerza
que le pueda otorgar el Espíritu Santo. La práctica de la comunión mediante la
oración y el estudio de la Biblia se hacen vitrales en este caso.
2. La buena comunicación.
Trata de compartir toda la información necesaria para que cada uno de los
integrantes del GP conozca su responsabilidad y su participación en el GP.
Trata de ser lo más claro, sencillo y directo en tus comunicaciones e
instrucciones, no des por sentado que los miembros te han entendido, además
recuerda que si no repites la instrucción ellos no te entenderán o lo olvidaran
con facilidad.
La falta de comunicación detiene el desarrollo y el buen desempeño de tu
GP, además ellos tendrán temor de participar por miedo a equivocarse. Muchos
errores que se cometen en los programas de los GP generalmente son por no
contar con la información necesaria. Además cuando los miembros del GP están
bien informados se puede asignar responsabilidades para que el líder no se
sobrecargue de tareas que los miembros pueden desempeñar. Esto finalmente
redundará en el desarrollo personal de los miembros y su proyección como líder.
3.
La adaptación, tolerancia y respeto. Como líder debes recordar que
los miembros del GP así como la iglesia en general está conformado por gentes
de todas las razas tribus lenguas y pueblos, o “por todas las sangres” como
diría algún escritor.
En tal sentido, es
preciso que el LGP tenga la capacidad de adaptarse y tener la tolerancia y
comprensión necesarias frente a las opiniones, creencias, comportamientos,
practicas que son diferentes e incluso contrarios a su estilo de vida
cristiana. De lo contrario las visitas y miembros nuevos no se adaptarán ni se
unirán la GP, su nivel de participación será nulo por el temor normal a ser
incomprendido.
Comprender o tolerar
a una persona no significa que aceptemos sus creencias o practicas erradas, ni
que contemporicemos con sus prácticas contrarias a los principios cristianos,
no se trata de hacer concesiones en nuestros principios mediante un pluralismo
filosófico extremo.
Se trata de ser
multiculturales, de tener la capacidad de “vivir en el mundo, con los del
mundo, pero sin ser del mundo”. Se trata
de aceptar a las personas como Jesús las aceptó. Una persona que se siente
comprendida, tolerada y aceptada, esta lista para empezar su proceso de
conversión en un nuevo discípulo para Cristo.
4.
Maneja bien los
conflictos interpersonales del GP. En un GP como en cualquier grupo humano hay gente con deseos de figuración,
de reconocimiento y de poder. Otros tienen actitudes sectarias de
reduccionismo, primitivismo y autarquismo que causan problemas en el
relacionamiento interpersonal de los miembros y algunos con el LGP mismo.
Si el líder no maneja estos conflictos a tiempo mediante mucha oración
por los miembros y la visitación para sanar estos problemas, dichas actitudes
terminarán destruyendo la armonía del GP y la subsistencia de este.
En algunos casos
dichos conflictos no se podrán solucionar al 100%, pero al menos si se las
trata desde el principio, antes que se agraven,
no afectarán la armonía del GP en general.
5. El buen enfoque a resultados. La eficiencia de un líder se mide por los resultados que logra según
las metas o blancos propuestos con anticipación. En otras palabras, los
resultados son los que determinar la calidad de su liderazgo. Si los
integrantes de un GP no saben cuáles son los objetivos y las metas que
persiguen al formar parte del estilo de vida en GP, estos no tendrán sentido de
identidad ni pertenecía, por lo tanto se sentirán motivados para asistir ni
cooperar en el GP.
Cuando tratas de
evaluar los resultados de tu labor como LGP y el nivel de desarrollo o
participación misionera de tus miembros, trata de distinguir entre la identidad
y el papel. Juzgar la identidad de una persona es muy subjetivo y se presta a
muchas equivocaciones, pero el papel del líder y de cada miembro del GP puede
ser evaluado de acurdo con los blancos o metas alcanzadas y previamente
fijadas.
Cuando se trata de
juzgar la eficiencia del líder o los miembros haciendo comentarios sobre su
identidad personal (cultura, modo de vestirse, modos de hablar etc. ) se comete
un error que puede causar malestar y resentimientos que desaniman a los
miembros para su asistencia y participación misionera. Peor aún afectará a largo plazo el ambiente
de relacionamiento del GP.
El líder debe
enfocarse en su labor de facilitar la interrelación, el desarrollo y la
participación de cada miembro del GP hasta la formación de nuevos líderes y la
multiplicación consiguiente de los GP. Es por esa labor que será evaluado.
6. El dar reconocimiento a tiempo. Cuando un líder desea tener integrantes de GP
consagrados, reavivados, motivados, y
productivos en la obra misionera, tiene que reconocerlos y felicitarlos de
continuo.
El reconocimiento,
individual y de equipo, es una de las herramientas más importantes que el LGP debe usar. No se trata
de adularlos, ni forzar reconocimientos formales y fríos, sino de dar un
reconocimiento cabal, sincero y oportuno
(Justo después de una acción o labor de buen desempeño).
Este quizá es uno de
los hábitos que caracterizan mejor a los buenos LGP, pues va a mantener el
balde de las emociones y sentimientos positivos de sus miembros siempre lleno.
Jamás digas, pro porque debo felicitarlos, ese es su deber como
cristianos, pues sobre todo en el
trabajo mediante voluntarios esta costumbre es de vital importancia.
Te animo a usar continuamente estas seis herramientas y
por la gracia de Dios conviértete en el líder que haga realidad el sueño de Dios
para tu vida.
Dr. Rubén Jaimes Zubieta
Universidad Peruana Unión
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