La
vida es relacionamiento, el resto son detalles, afirma Smalley (2004), en
efecto esta es una verdad innegable, pues para la vida del ser humano
integralmente lo que realmente importa son sus relacionamientos. Todo lo que
hacemos como seres humanos tiene que ver con nuestros relacionamientos, fuimos
hecho para relacionarnos y para relacionar
a los seres humanos pacificándolos y reconciliándolos consigo mismos,
con su prójimo pero sobre todo con Dios mismo. En tal sentido, una de las
bienaventuranzas dadas por Jesús dice: “Bienaventurado los pacificadores,
porque ellos serán llamados hijos de Dios”.
Con
tal objetivo en mente es preciso conocer y adquirir las habilidades necesarias
para ejercer un buen relacionamiento. Entrenarse para estar bien relacionado
(feliz) independientemente de lo que los otros hagan. ¿Cómo?
No
olvidemos que la crisis del relacionamiento es evidente en nuestro mundo,
algunos creen que ya no existen amigos de verdad, las buenas relaciones entre
las personas están empeorando, en la familia, la iglesia, el trabajo, los
colegios, jóvenes enamorados rompen sus relaciones y su soledad los lleva la
suicidio, la violencia parece ganar el sitio que antes ocupaban los buenos
relacionamientos.
La esencia o la
semilla del relacionamiento.
- Hay que
leer el manual del fabricante que nos creó y ver la parte que define
nuestra naturaleza relacional.
· Hay
que entender nuestro ADN relacional.
· Tenemos
una ansiedad, un deseo vital por relacionarnos.
· Todo
ser humano mientras vive anhela un buen relacionamiento.
· Mientras
Adán vivía solo, sin Eva “no estaba bien”. Dios mismo lo dijo: “No es bueno que
el hombre este solo”.
· La
soledad no es una buena situación para nadie.
· El
hombre necesita una relación emocional y espiritual profunda, interior e
integral.
· Definir
a un hombre feliz es decir que es un hombre bien relacionado.
· Pero
recordemos que el pecado, el miedo, la vergüenza, la acusación mutua, acabaron con
su relacionamiento feliz con Dios y entre ellos mismos como pareja (Adán
y Eva)
· Pero
esa tragedia, esa ruptura de buen relacionamiento se ha prolongado y
multiplicado sus efectos que ahora se pueden ver en una sociedad dividida, una
familia en crisis y con seres solitarios que no se aceptan ni a ellos mismo.
· Eso
significa que nacemos con una herencia genética de relacionamientos dañados.
- Hay que
definir los elementos claves del buen relacionamiento.
· Sea
lo que sea, necesito relacionarme. He sido creado para relacionarme.
· Hay
tres niveles de relacionamiento: Consigo mismo, con su prójimo y con Dios.
· Si
una de las tres dimensiones de relacionamiento están mal llevadas se produce un
desequilibrio en la vida del ser humano.
· Esta
es una antigua verdad que el hombre no ha querido reconocer para no hacerse
responsable por sus consecuencias.
·
- Establecer
un plan de relacionamiento de calidad.
Si logramos
tener miembros, dirigentes, líderes de GP y pastores bien relacionados bien relacionados, con dirigente y líderes de GP bien relacionados tendremos un
potencial increíble para ganar y desarrollar nuevos discípulos para Cristo.
Primero:
· Ocúpese
de su relacionamiento saludable consigo mismo, ámese a sí mismo, repase como
esta su autoestima. No es pecado ocuparse de sí mismo, de su salud integral
(física, mental, espiritual).
· Es una
actitud equivocada despreciarse a uno mismo, pensando que así hacemos morir
el “Yo” pecaminoso o viejo hombre. El
otro extremo es el narcisismo amarse a uno mismo por sobre Dios nuestro
creador.
· Ámese
a sí mismo, arregle su relación consigo mismo, para vencer su viejo hombre
pecaminoso. Es hora de tener una mejor relación consigo mismo, será el comienzo
de su realización y plena felicidad.
Segundo:
· Trabaje
en la mejora de sus relacionamientos con los otros seres humanos.
· Los
buenos relacionamientos son respetuosos, fuertes, satisfactorios y productivos.
· Si
una relación esta dañada tome la iniciativa para repararlo, aun si no se
restablece como quisiera tendrá la satisfacción personal de haberlo intentado.
· Lo
importante no es lo que digan de usted sea bien o sea mal, lo importante es su
reacción responsable ante ese hecho.
Tercero:
· Reconozca
que fue hecho para relacionarse con Dios ineludiblemente. Sea que crea o no en
el, que lo ame o que le resulte indiferente usted tiene una relación con Dios.
· Un
hermano le decía a su vecino ateo: “yo tengo una relación de amor con Dios,
porque creo en el, usted tiene una mala relación con Dios porque no cree en él,
porque ha decidido ignorar su amor por usted, pero de todos modos ese en su
tipo de relación con Dios”.
· Es
una realidad probada que estamos relacionados con Dios. Por eso la COMUNION
DIARIA CON DIOS, es el primer trabajo del líder y discípulo de Cristo.
· Ten
una comunión amorosa con Jesús, el necesita que lo ames, dile que lo amas y
vive felizmente relacionado con El.
No
olvides que una relación saludable con Dios, le da sentido, equilibrio y
balance a tu vida plena. Te sentirás feliz contigo mismo, con los otros y con
Dios.
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