domingo, 26 de junio de 2011

CÓMO TRANSFORMAR MIEMBROS EN LÍDERES


PROFUNDICE SU RELACIONAMIENTO CON ELLOS

Escoja Algunas personas con potencial para LGP y establezca un relacionamiento especial con ellos.

Si usted quiere influir sobre otros, recuerde que esto no se da mediante seminarios, sino con el relacionamiento.

Jesús llamó a 12 para que estuvieran con el (Mr. 3:13). El se relacionó muy cercanamente con ellos, comió, caminó, durmió, trabajó, y predicó acompañado de sus discípulos. Después les dijo que los amaba (Jn. 15: 9,12)

Solo cuando llegas a amarlos llegarás a influir en los miembros de tu GP o tu iglesia.

Además los llamó amigos (Jn. 15:15), eso se llama desarrollo de los miembros mediante la amistad.

Pablo por su parte entrenó a otros del modo en que Bernabé lo entrenó a el, comiendo, trabajando, predicando, juntos. Hech. 9 :27; 13:4,13. De igual modo sucedió con Aquila y Priscila, y con Apolos , Pablo los entrenó vivencialmente, experiencialmente (Hec. 18:3,26)

No existe discipulado sin relacionamiento. Jamás se debe subestimar el poder y la importancia del relacionamiento con los futuros líderes.

Solo el coaching de vida para vida es el más adecuado para la transformación de los miembros en líderes.

A las personas les importa poco cuanto sabe usted, hasta que ellos llegan a saber cuánto les importa ellos a usted. ¿ Le importa alguien de verdad? Interesarse por alguien es darle alimento espiritual.

Cuatro acciones concretas de relacionamiento.

Comuníquese.

Las personas se sientes cercanas a usted cuando se comunica con ellas. Mándeles un e-mail, llámeles los sábados de mañana, tome un refresco con ellos, coma al menos una vez al mes con ellos.

La falta de comunicación es frustrante. Yo tenía un jefe que se comunicaba bien en público, pero persona a persona era un fracaso.

Es realmente frustrante querer agradar a alguien que no se comunica. Algunos no saben lo que deben hacer hasta el momento que su jefe dice: ¿Por qué este asunto no fue hecho?

Los futuros líderes merecen saber lo que está sucediendo. Separar tiempo para comunicarse desde el comienzo y regularmente con sus líderes, luego mándeles un e-mail, visítelos, e invítelos a su casa.

Comparta sus experiencias. Que sepan cómo esta su desempeño, los planes futuros, sus sueños, su agenda.

Valorícelos.

Sea generoso en su aprobación y abunde en elogios sinceros. Ese es “el secreto para relacionarse adecuadamente con las personas”. Dale Carnigie.

Las personas no miden su apoyo cuando saben que los valoramos. “El principio más profundo de la naturaleza humana es el deseo de ser valorado”. Willam James.

“Apruebe, valore, elogie con naturalidad y lo amarán”. Rubén Jaimes.

Invéntese un sobrenombre que los motive y los levante. “Llamarlos discípulos, pastores voluntarios, guerreros del gran conflicto hizo una gran diferencia”, en mi propio ministerio entrenador de nuevos líderes.

Reconózcalos.

Las personas tienen una necesidad natural de ser reconocidas. Los miembros tienen hambre de ser reconocidas. Festeje y premie los logros que se alcanzan. Es frustrante lograra algo y que nadie diga nada, el olvido y el desprecio es lo que más hiere a los que se esfuerzan por lograr las metas.

Entregue algún regalo o presente sorpresivo. Haga algunos reconocimientos públicos.

Empodérelos, deles valentía.

La mejor habilidad administrativa es ser líder de los hinchas. Dales coraje, no los deje solos, dígales: “Tu puedes, no te desanimes”. Desde que alguien ora, da un estudio, o predica en público no lo dejes solo, anímalo hasta que se desenvuelva por sí mismo.

Amigo “creo que Dios te usará para hacer una diferencia en este ministerio al cual te ha llamado”.

Da valor a tus nuevos líderes creyendo en ellos. Ayúdales, enséñeles a depender de Dios.

Fortalezca sus emociones positivas.

Las emociones positivas son el combustible del alma de tus futuros líderes y de los que ya lo son. Cuando los baldes están llenos, es más fácil comunicarse con ellos y más fácil que sigan sus instrucciones y hagan lo que es necesario para alcanzar las metas de la organización o la iglesia.

¿Qué hacen los líderes sabios para fortalecer las emociones de sus liderados?

1. Aceptación. La aceptación es como un imán. En el GP todos se sienten aceptados. Personas muy diferentes pueden y necesitan ser aceptados. Cada líder en potencia es diferente, débil y fuerte según las áreas. Cuando sienta que usted los acepta, usted los atraerá a usted, para que los entrene o los equipe para LGP. Si no le es fácil aceptar personas, pídale a Dios que es el Dios de la aceptación.

2. Atención. Cuando el balde emocional de sus hijos está vacío, ellos harán lo que sea para llamar su atención. Cuantos hacen coas ridículas solo para llamar la atención. Los futuros líderes quizá no llamen así su atención ,pero usted necesita dedicar tiempo a llenar el balde de ellos y eso hará una gran diferencia. Aprenda a dar atención. Vea quien falta, escuche sus preocupaciones, vea su rostro si están tristes o cansados, si los atiende ellos lo amaran y seguirán.

3. Elogio. Cuando elogia a alguien genera motivación y fuerza interior para sus emprendimientos. Un líder le dijo a sus pastores que ellos habían sido seleccionados para una obra especial, ellos correspondieron con un rendimiento superior y alcanzaron niveles de desempeño superior. De ese modo sus miembros superaron todas las expectativas esperadas. No tema expresar sus esperanzas y sus reconocimientos de su equipo. Sobre todo persona a persona y luego en público.

4. Afecto. “No se olvide yo lo amo de verdad”, es una frase que atraerá el corazón de sus futuros líder para que los entrene. Entonces en vez de criticarlo lo defenderán. Entonces de afecto apropiado a sus líderes en potencia, eso mantendrá lleno el balde de afectos de ellos y facilitará su relacionamiento. Dígales, muéstreles con un abrazó una palmadita y un gesto de cariño que los ama.

5. Actividades. Nunca haga nada solo, siempre lleve a un futuro líder con usted, lleve a alguien como “su auxiliar”, eso cambiará la vida como la de mi sobrino Pedro. Haga su ministerio con alguien más, (pareja misionera), visitas, estudios, paseos, estadio, comidas. Invite personas a entrenamientos, juegos y seminarios, lo importante es que lo hagan de dos. Hacer coas juntos llena nuestros baldes y perfecciona nuestro relacionamiento.

6. Ayude. Ayudarnos unos a otros forma viculos fuertes de relacionamiento. Busque la forma de ayudar, por que esa es una buena forma de llenar el balde de afectos y relacionamientos.

Aprenda a oír.

No saber oír a las personas puede causar mucho desanimo en ellas, por que saber oír es una gran fortaleza para el buen relacionamiento. Las personas son atraídas por los buenos oyentes y se apartan de los malos oyentes. Para que su relacionamiento sea fuerte con sus líderes que está entrenando sepa acucharlos. Las personas necesitan sentirse oídas antes de oír a un líder entrenador. Algunos líderes hablan mucho y comunican poco. Si aprendemos a oír mejor, lo que decimos será hecho más rápido. Cuando las personas están perturbadas necesitan ser oídas para calmarse, después podrán oír mi punto de vista.

Nosotros debemos oír si queremos saber lo que realmente esta sucediendo. No podrá saber lo que su grupo o equipo quiere hacer si no los escuchas.

Oír es esencial para un liderazgo eficaz. La mayor habilidad de los grandes líderes influyentes y exitosos es la capacidad de oír. Wodrow Wilson dijo: “El oído del líder debe ser sensible a la voz del pueblo”.

Es preciso escuchar las ideas del grupo, planes, actividades, estudios bíblicos, programas etc. Etc. No para hacer necesariamente todo lo que ellos digan, porque algunas coas no serán buenas, pero no puedo perderme las que a mí no se me ocurrirían.

Oír demuestra que a usted si le importa. “Oír es la forma más sicera de elogiar (adular)” Joyce Brothers. “Usted puede hacer mas amigos oyendo en solo dos semanas, que buscando en dos años que se interesen en usted”, Dale Carnegie.

Así pues, muéstreles a su grupo que usted se interesa por sus ideas, sentimientos y opiniones.

Cuando oiga:

1. Concéntrese en lo que la persona le está diciendo.

2. Haga preguntas para entender sus sentimientos

3. Mire su rostro

4. No lo interrumpa

5. Evite juzgar antes que ella termine

6. Comente resumidamente lo que ella está diciendo

7. Repita lo que entendió de lo que ella está diciendo

8. Si es necesario haga preguntas para clarificar lo que dijo.


Conclusión

Los líderes fallan mayormente en el área del relacionamiento, los que ahora somos líderes no lo habríamos logrado sin el relacionamiento que modelo el ministerio para nosotros. Porque alguien se importo por mí, yo aprendí a importarme por otros. Sueño con una nueva generación de pastores líderes (PV) que podrán ser entrenados pos su gran influencia mediante un eficaz relacionamiento.


S/A


sábado, 4 de junio de 2011

¿ENFERMOS O ENFERMEROS?: “La iglesia, el hospital de Dios”


No es desconocida una de las metáforas utilizadas para describir la relativa realidad de alguna iglesia que pasa por dificultades. La declaración: “es que la iglesia es un hospital”, la he escuchado tantas veces. Y no sólo eso sino que en esa metáfora, Dios es el Médico de médicos, y sin duda lo es.

Pero, si la iglesia es un hospital y entendemos que iglesia llegamos a ser todos los miembros de ella, ¿quiere decir que es un hospital lleno de enfermos?

Pues bien, quiero decirles que en un hospital no hay sólo enfermos y un médico, sino que hay enfermeros también, o sea colaboradores del médico a favor de los enfermos. Desde esta perspectiva entonces, permítanme matizar esta famosa metáfora del hospital (con el permiso de los especialistas en Salud).

En el hospital de Dios, que es la Iglesia, hay enfermos, enfermeros, y por supuesto, el Médico de médicos que es Dios. La pregunta es ¿quién es enfermo y quién es enfermero? Pues sabemos quién es el Médico. Podríamos decir que, enfermos son los que aún no trabajan a favor de otros, y los enfermeros son aquellos que ya trabajan a favor de otros.

Cuando explicaba a mis hermanos esta metáfora un carismático feligrés me miraba con carita triste, y acercándome hacia él le dije si estaba todo bien, y él me respondió que no tanto porque, decía que de acuerdo a esa metáfora, en la iglesia hay enfermos y enfermeros, y los enfermos generalmente mueren y él creía que era enfermo pues no trabajaba por otros aún, y estaba destinado a morir tal vez.

Le dije que un enfermo puede sanar, por ello está en el hospital de Dios, la cura la tiene el Médico y uno de los remedios es una dosis abundante de trabajo misionero a tiempo y fuera de tiempo. Ahora, ¿quién dice que un enfermero no se enferma? Claro que se enferma, eso quiere decir que es de carne, y también puede dejar de obrar a favor de otros, pues algunos enfermos probablemente le podrían haber contagiado su enfermedad.

¿Enfermero o enfermero?

Entonces, de acuerdo con esta sencilla metáfora, al analizar nuestras vidas ¿somos enfermos o enfermeros? Recuerden que un enfermero trabaja a favor de otros, y es fiel colaborador de Dios, el Médico de médicos.

Estudié enfermería en la Universidad Nacional de Ucayali, antes de estudiar teología. Aunque no terminé, aprendí algunas cosas que considero son más que importantes. Entendí que la enfermería, al igual que las demás ramas de la salud, son carreras filantrópicas, al menos en su constitución filosófica.

Para la enfermería, el ser humano debe ser entendido en un todo, es decir integralmente. Es muy diferente a los enfermeros y médicos de hace un siglo o un siglo y medio aproximadamente, quiénes entendían al enfermo o paciente como alguien que debe ser tratado únicamente en su aspecto físico. No obstante, esa idea ha evolucionado, y hoy por hoy, se entiende que la salud es el bienestar integral de la persona, al menos así, lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que un enfermo o paciente debe ser tratado en todos los aspectos: Físico-Mental y Social. No obstante, como ustedes se habrán dado cuenta omiten lo más importante: el aspecto Espiritual.

Como vimos en uno de los capítulos anteriores, en Jesús tenemos al mejor ejemplo en todas las áreas de la vida. Y en su ministerio ejemplificó su preocupación por ser humano a nivel integral: enseñando, predicando y sanando; apuntando al aspecto mental, espiritual y físico.

Entonces, si Jesús es nuestro ejemplo, debemos ver a cada persona como alguien completo, que debe ser considerado en su aspecto emocional, físico, social y lo más importante, espiritual.

Yo quiero ser un enfermero de Dios

El día en que acepté a Jesús a través del bautismo decidí ser pastor, desgastarme predicando el evangelio. Pero ¿eso requería que estudie teología, y abandone mi carrera en marcha, es decir enfermería? Tal vez no, pero Dios quién nos escogió antes de la fundación de este mundo (Ef. 1:4) y que conocía mis días aunque no haya existido ni uno (Sal. 139:16), tenía un propósito para mí y la tiene (Sal. 138:8), inspiró a mi novel vida a través del Espíritu Santo, y sin pensarlo mucho me enrrolé a las filas del Ministerio de Publicaciones (colportaje), e inicié mi aventura de fe, en la Universidad Peruana Unión.

Hoy, me considero un enfermero, aunque haya abandonado mi carrera hace muchos años, pero soy enfermero de Dios, en su hospital, pues cada día trabajo a favor de otros.

Probablemente tu caso será diferente, tal vez sí eres enfermero de profesión, o tienes alguna otra profesión u oficio, sea cual sea en el hospital de Dios, sólo hay dos grupos, el grupo de los enfermos, y el de los enfermeros. Yo decido una vez más ser ENFERMERO, dejar de ser un enfermo, y trabajar a favor de otros, ser una bendición para muchos que viven enfermos dentro del hospital, o fuera de ella. Yo decido ser un enfermero, ¿y tú?

Fuente:

Heyssen J. Cordero Maraví, A los pastores de grupos pequeños (Lima: Editorial Imprenta Unión, 2011), 87.

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