viernes, 18 de noviembre de 2011

LAS SIETE COMPETENCIAS MÁS UTILES DEL LIDERAZGO PASTORAL


1. Conoce el liderazgo y lidera.
Los líderes conocen, modelan, encarnan la visión, la misión y la meta haciéndola entendible para su equipo y organización. Mantienen el rumbo y el enfoque para el logro de la meta. Comunican sus opiniones, toman posición y se hacen responsables por las contingencias y mantienen el equipo unido en un sólo esfuerzo para lograr los objetivos comunes. Aprovechan su capacidad de liderazgo para establecer relacionamientos y alianzas que le ayudan a ampliar su aprendizaje y sus logros.

2. Traza metas claras y entendibles.
Establecer metas claras es una labor esencial del liderazgo, así el líder y su equipo sabe para donde van.  En la mente del líder existe un mapa mental de su vida y la de sus seguidores, el sabe explicar: “Estamos aquí, hemos decidido ir para  llegar hasta ahí. Ahora si estamos aquí y queremos llegar ahí, esta es la forma en que iremos y llegaremos ahí”. El líder es quien sabe y explica la manera de llegar de una situación actual a otra situación deseada.
El pastor proyectándose al final del año 2015 debe tener respuestas clara para preguntas como ¿Cuál es la meta para mi iglesia? ¿Cuál es la meta para mi ministerio? ¿Cuál es la meta para mi familia? ¿Cuál es la meta para mi desarrollo personal y cultural? ¿Cuántos libros leeré de aquí a diciembre? ¿Qué logros académicos, pastorales o físicos voy a alcanzar hasta el diciembre de 2011? ¿Qué perfil ministerial voy a tener?
Un líder de Grupo Pequeño, un anciano o dirigente de iglesia que piensa como líder también debe preguntarse: ¿Cuál es la menta en mi desarrollo personal, familiar y espiritual como líder de la iglesia? ¿Cómo me voy a preparar para ser mejor padre, líder, anciano, predicador, maestro o dirigente? ¿Cuál va a ser mi nivel de entrenamiento, que libros voy a leer, que capacitaciones voy a recibir hasta diciembre del 20015?
Cuando tienes metas, entonces puedes trabajar para alcanzarlas. Esas metas tienen que ser sencillas, específicas, entendibles por todos. No trates de ser muy profundo, nada de griego, ni hebreo, solamente español.

3. Piensa en grande, trata de lograr metas altas.
El pastor líder entrenador no se contenta con un trabajo promedio o mediocre, da lo mejor de sí y luego exige lo mejor de su equipo. El es la medida de aspiraciones y desarrollo de los seguidores, ellos no irán mas allá de lo que es y hace su líder. Si ellos le ven haciendo las cosas con actitud ganadora, buscando conquistar estándares altos, ellos le seguirán, entonces trata de enseñarles a hacer lo que tú haces y no simplemente a hacer lo que tú dices. Se fija estándares altos y trata de alcanzarlos como un ganador. La historia de los perdedores no se cuenta porque ellos no intentaron nada por miedo a fracasar. (El siervo infiel dijo, tuve miedo por eso escondí tu talento Mat. 25: 24,25),  La historia de los líderes esta hecho de muchos intentos fallidos por el triunfo, pero al final de una conquista que hace que todo eso haya valido el sacrificio.

4. Aprendiente siempre, trata de mejorar cada día.
Has una lista de cinco cosas que te gustaría aprender o mejorar. Luego escribe una lista de formas o acciones en que lo podrías lograr: 1. ¿Cómo lo voy a lograr? 2. ¿En cuánto tiempo lo haré? 3. ¿Cómo sabré que lo he logrado? Eso mismo hace el 5% de los americanos y el 50% de japoneses, y el 60% de judíos. Así que si tú no eres ninguno de ellos planifica mejor tu vida y entonces trabaja tu plan.

 5. Entrena (mentor), enseña a ganar.
No tienen temor en desarrollar a los miembros de iglesia, a los participantes del un Grupo pequeño.  Nunca tengas temor de desarrollar a la gente alrededor de ti porque el desarrollo y el éxito de un equipo es también el éxito y desarrollo del mismo líder entrenador. Así que ten el valor de escoger a algunos de los miembros y llévalos contigo hacia arriba en el desarrollo integral, levántalos a un nivel más alto incluso del que tu hayas logrado.

6. Toma el control, se hace responsable.
Hay quienes jamás toman el control ni asumen la responsabilidad por nada, con la esperanza de que si todo sale bien se atribuyan el éxito, pero si sale mal tengan a quien echarle la culpa. Pero los líderes asumen la responsabilidad y dan cuentas de los resultados a sus seguidores.
Por lo tanto, cuando tú le das responsabilidad a alguien, también dale autoridad y responsabilidad juntas. Hacerle responsable a alguien cuando no tenía autoridad es un acto inmoral e indigno del liderazgo espiritual auténtico. Así que, no le des a nadie jamás responsabilidad sin autoridad, porque esa es la forma más despreciable de tratar a un seguidor.
Jesús envió a sus discípulos a una misión de gran responsabilidad (hacer discípulos a todas las gentes), pero les dio autoridad y poder incluso para echar fuera los demonios. Ahora los demonios se ríen en la cara de los discípulos modernos porque saben que ese discípulo tiene responsabilidad pero no tiene la autoridad del sacerdocio universal de todos los creyentes que le ha sido limitado, sustraído por la actitud clerical de cierto liderazgo pastoral irresponsable.
Cuando un líder entrenador (coach) ha entrenado, asignado responsabilidad y dado autoridad para que un seguidor cumpla con su misión, entonces puede pedir que respondan por su tarea por sus metas y objetivos. Este es el verdadero poder del voluntariado de la iglesia, pues entrenar, asignar una misión, y exigir resultados que luego reconoce pública y privadamente con elogios sinceros es la esencia del liderazgo exitoso, solo así los voluntarios y seguidores encontrara trascendencia en sus vidas.

7. Es integro y leal radicalmente.
El pastor líder, lidera sin ningún gesto de contemporización, concesión ni ambivalencia por la cosmovisión y los principios que sustentan su vida.  Cuando los seguidores notan incongruencia entre la filosofía y la praxis de la vida, se desalientan y sus vidas se tiñen de cinismo e hipocresía. Ese es el resultado de una religiosidad formal o caótica al estilo de la posmodernidad.
La lealtad no se demuestra estando de acuerdo con todos, en todo tiempo y en todas las circunstancias. Los líderes no prefieren rodearse de contemporizadores hipócritas que solo sepan decir si a todo lo que se proponga, sino un equipo de personas pensantes que son capaces de diferir de ellos con respeto y altura. Los “amigos” contemporizadores son realmente superfluos e innecesarios. Existe un dicho que dice: “no me ayudes compadre”, porque la ayuda de estas personas superfluas es un camino seguro al fracaso.

Cuando un pastor líder está casado con una mujer que esté dispuesto a hacerle la vida a “cuadritos” pero con el objetivo de salir airoso en el objetivo trazado (conseguir un Ph.D por ejemplo), entonces se dice que detrás de un gran hombre hay una gran mujer. Pero dicha mujer no siempre tubo el mismo punto de vista con su marido respecto de sus métodos, sus procesos, o sus horarios, pero si sobre sus motivaciones, fines y metas.
La gente desleal es un peligro y un estorbo para la misión de carácter espiritual de la iglesia. 
No hay lealtad sino la que procede de la completa sumisión al señorío del espíritu Santo. Las lealtades se forjan con el tiempo de vida y luchas del discipulado mesclando el sudor y muchas veces la sangre en el campo de batalla misionera.

La marca resaltante del liderazgo además de todos lo ya mencionados hasta aquí, es lealtad a toda prueba, una lealtad vertical con Dios y una horizontal para con los compañeros discípulos y guerreros del gran conflicto. Feliz la organización, la familia, la iglesia que cuente con líderes de esa calidad.

Pr. Rubén Jaimes Zubieta

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