martes, 25 de agosto de 2015

Media semana FORMA en Grupos Pequeños #MultipliqueEsperanza - DESCARGAR


La media semana FORMA obedece a un principio de organización, de orden y consolidación de los grupos pequeños, como la base de la estructura y del esfuerzo cristiano de la Iglesia.  El día FORMA es la autoevaluación que las iglesias saludables practican para lograr un crecimiento sostenido y permanente. Elena G. de White, al respecto, dice: “Dios es un Dios de orden [...] El éxito solo puede acompañar al orden y la acción armónica. Todos los que trabajan para Él han de actuar con inteligencia, no en forma negligente o al azar. Él quiere que su obra se haga con fe y exactitud” (Servicio cristiano, p. 93). 

Haciendo eco de estas palabras inspiradas, consideramos que la media semana FORMA es un buen comienzo para fortalecer, organizar, reorganizar, multiplicar y preparar el alcance evangelístico de los grupos pequeños para el segundo semestre del año. Como su mismo nombre lo dice, la Iglesia quedará en forma para continuar cumpliendo la misión

El presente estudio es de autoría del Pr. Edwin Regalado, actual líder de Ministerio Personal, Evangelismo y Escuela Sabática de la UNIÓN PERUANA DEL SUR, creemos que será de gran bendición!

Puedes descargar los estudios en el siguiente enlace:

por

Con #PODER!

Que Dios los bendiga!

Pr. Heyssen J. Cordero Maraví
DISTRITO MISIONERO DE CIENEGUILLA
ASOCIACIÓN PERUANA CENTRAL

miércoles, 12 de agosto de 2015

FORMANDO LÍDERES, MULTIPLICANDO ESPERANZA

FORMANDO LÍDERES, MULTIPLICANDO ESPERANZA
Por
Heyssen J. Cordero Maraví
@HeyssenCordero
Pastor distrital en la Asociación Peruana Central


 El grupo pequeño “Siervos de Jesús”, llegó a tener 35 miembros después de una campaña de evangelismo. Ahora son un grupo gigantesco. El líder está emocionado y quiere que, en la siguiente Junta de Iglesia se apruebe la formación de un nuevo grupo pequeño. Necesitan dividirse pues han pasado el número ideal que es de ocho a diez miembros.

Hace aproximadamente treinta años que la Iglesia Adventista viene tratando el tema de los grupos pequeños con mucho interés.[1] Y sin duda, hoy,  constituye uno de los énfasis más marcados en la iglesia. No obstante, y aunque estamos avanzando ¿por qué no han logrado consolidarse como se esperaba? Cada año las iglesias forman nuevos grupos pequeños, y en algunos o en muchos casos, después de algún tiempo tienen que hacer una “reorganización” o “reestructuración” volviendo a empezar de cero. Lo que estamos diciendo no es ajeno o nuevo. Con frecuencia vemos o somos parte de éste fenómeno nada grato.

En la República del Perú, existen miles de grupos pequeños realmente extraordinarios. Reales, y no solo nominales, que hacen una obra de avanzada en pro de la predicación de Cristo de manera impresionante. Pero existen también grupos pequeños que no tienen el mismo éxito. ¿Por qué esa diferencia? La respuesta se encuentra, según mi experiencia, en el modo en que fueron formados esos grupos. Sencillo y simple. El éxito o fracaso de un grupo pequeño tiene que ver con su nacimiento.  Dime cómo nació el grupo pequeño, y le diré como está ahora.

En ese sentido, éste artículo tiene el propósito de mostrar en qué consiste la multiplicación de grupos pequeños y cómo se logra según la Biblia. No presentamos modelos ni reglas[2] sino principios pues es la manera en que los grupos pequeños revolucionan la iglesia.[3]

La ley natural de la multiplicación
Hace aproximadamente seis mil años, el primer viernes, Dios le dijo a Adán y Eva después de bendecirlos: “Fructificad y multiplicaos…” (Gen. 1:28). Y es que todo lo que Dios creó está regido por una ley natural. La ley de la siembra y la cosecha es una que no puede cambiar. Todo lo que se siembra se cosecha (Gal. 6:7) y se cosecha multiplicado. Siembras un grano de maíz y cosechas cientos de granos. La ley de la multiplicación es la marca registrada de toda creación de Dios. Debemos entender, entonces, que la multiplicación es una ley natural de Dios y ser obedientes al mandato: "Fructificad y multiplicaos” (Gen. 1:28) e “id, y haced discípulos a todas las naciones” (Mt. 28:19 cf. Prov. 11:30; Hch. 5:15; 6:7).

La formación de nuevos dirigentes
El principio básico para la formación de nuevos grupos pequeños (o multiplicación de ellos) es tomar tomar la formación o entrenamiento de líderes como prioridad. Es necesario, para ello, tomar en cuenta los consejos de Jesús a través de su ministerio y su Palabra. A continuación, presentamos cuatro pasos para una multiplicación de grupos pequeños tal como nos enseñó el mejor y mayor líder, Jesús.  

Primer paso: ORAR
Puede sonar obvio, pero es más que serio de lo que parece. “Rogad al señor de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt. 9:38). El primer paso para la multiplicación de grupos pequeños es la oración. Después de ver al pueblo de Israel, “desamparad[o] y dispers[o]” como ovejas sin pastor - males de la iglesia también hoy-,[4] Jesús nos dice que hay mucho obra por hacer, y nos dice que debemos “rogar” para que Dios envíe obreros a su mies; es decir líderes que sean capaces de pastorear a las ovejas de Israel como Dios quiere (Jer. 3:15). En esta oración, la palabra griega que se usa para “rogad” es deomai, que significa “suplicar”, “pedir encarecidamente”, “implorar”. ¿Te das cuenta de que es mucho más fuerte que “orar” así a secas?[5]

Es necesario que seamos conscientes del problema de nuestra iglesia: pocos obreros, pocos líderes para pastorear (Mt. 9:37 cf. 1 Ped. 2:9). Oremos, oremos y oremos. Es momento de clamar fuertemente por ayuda del cielo para esto.

No pretendamos formar un nuevo grupo pequeño si no hemos pasado tiempo orando para ello. Dios sabe nuestra necesidad. Necesitamos crecer, multiplicarnos como iglesia. 
La gran pregunta que surge entonces es, ¿cuánto tiempo estamos orando para que Dios envíe nuevos líderes? Si deseamos que los grupos pequeños se multipliquen, debemos empezar con lo que Jesús nos dijo, “rueguen” por nuevos líderes. 

Segundo paso: DISCIPULAR
La Biblia destaca, “y estableció a doce para que estuviesen con él y para enviarlos a predicar” (Mr. 3:14). El segundo paso para la multiplicación es el discipulado. Es preciso señalar que el discipulado es real en el ministerio de Cristo, Jesús llamó para formar discípulos.[6] Pero no un discipulado desde un seminario, un libro o un púlpito; sino un discipulado práctico. Debemos ser conscientes de que el verdadero discipulado no es un evento sino un proceso; no es un programa sino un estilo de vida; no es de unas horas o día sino de años.

¿En qué consistió el verdadero discipulado según Jesús? La Biblia nos dice que para hacer discípulos Jesús formón un GRUPO PEQUEÑO. Pudo hacerlo de otra forma, pero eligió hacerlo a través de un grupo familiar[7] (porque somos hermanos, tenemos un mismo Padre celestial y Jesús es nuestro amigo). Así, los grupos pequeños forman el ambiente natural[8] para el progreso del discipulado.

¿Qué hacía Jesús, como líder, en su grupo pequeño? Les enseñó a “ESTAR CON ÉL”, esto es comunión; e “IR A PREDICAR”, esto es misión.

No puede haber multiplicación de grupos pequeños si no tenemos grupos pequeños discipuladores, es decir que enseñen la COMUNIÓN y la MISIÓN. Si un grupo pequeño solo sirve para cantar, reír y hacer vida social debemos detenernos un poco: entendamos que es relacional, no social. El grupo pequeño debe ser un centro de entrenamiento de futuros líderes de grupos pequeños. No pretendamos multiplicar grupos pequeños si no hemos formado discípulos o líderes en grupos pequeños, pues cuando fallamos en hacer discípulos, automáticamente también fallamos en el cumplimiento de la Gran Comisión.[9]

Tercer paso: EVANGELIZAR
“¿Cuál es la misión de la iglesia? ¿Por qué estamos aquí? Así como la iglesia tuvo un comienzo divino, también tiene una misión divina”.[10]después llamó a doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos” (Mr. 6:7). El tercer paso para la multiplicación es el evangelismo, pero no un evangelismo cualquiera sino un evangelismo de dos en dos. La misión no es opción para los nacidos en Cristo. El evangelismo no es solo a través de estudios bíblicos, hay muchas formas, pero el fin es el mismo: llevar almas a los pies de Jesús, y “solo cuando la iglesia se disperse como sal en este mundo puede ser verdaderamente una iglesia de la gran comisión”.[11]

Cristo entrenó a los doce apóstoles como discípulos en un grupo familiar, o grupo pequeño para después enviarlos de dos en dos. La mensajera del Señor destaca: “Es necesario que dos personas trabajen juntas, pues la una puede animar a la otra y juntas pueden aconsejarse, orar y escudriñar la Biblia[12]. Después de ser entrenados, los discípulos fueron enviados a poner en práctica todo lo aprendido. Jesús no era un líder teórico, sino un líder práctico. No solo les dijo qué debían hacer, sino cómo debían hacerlo.

Hablando de cómo envió Jesús a evangelizar a sus discípulos, Elena G. de White declara: Llamando a los doce en derredor de sí, Jesús les ordenó que fueran de dos en dos por los pueblos y aldeas.  Ninguno fue enviado solo, sino que el hermano iba asociado con el hermano, el amigo con el amigo.  Así podían ayudarse y animarse mutuamente, consultando y orando juntos, supliendo cada uno la debilidad del otro.”[13] Y precisa que no alcanzamos el éxito en el cumplimiento de la misión porque no seguimos el ejemplo de Cristo: no nos organizamos como quiere que lo hagamos, es decir en GRUPOS PEQUEÑOS con PAREJAS MISIONERAS. Si mi grupo pequeño no vibra, no sueña con llevar almas a los pies de Jesús, no está preparado para multiplicarse. Jesús nos enseñó cómo; hay que seguir su ejemplo.

Cuarto paso: FORMAR UN NUEVO LÍDER
Para poder vencer la crisis del liderazgo, una segunda línea de liderazgo debe ser entrenada y capacitada[14]. Pablo dijo a Timoteo: “lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Tim. 2:2). El cuarto paso para la multiplicación es formación de un nuevo líder.  Melchor A. Ferreira aseveró que el plan de los grupos pequeños, y sus líderes “no debe ser por elección y nombramiento, sino por inspiración y entrenamiento.”[15]Con toda razón, Elena G. de White menciona: “Cada iglesia debe ser una escuela práctica de obreros cristianos”.[16] Necesitamos entender que como líderes y pastores que debemos preparar, entrenar y capacitar a nuevos líderes. Una de las formas es la Escuela de Líderes de Grupos Pequeños (como se le conoce en la Unión Peruana del Sur) donde el pastor distrital es el director y maestro.

Cuando Jesús ascendió a los cielos, todos los discípulos (los once que quedaban) se separaron y fueron a distintos lugares para cumplir la magna misión de Cristo. Su obra fue tan extraordinaria que Pablo dijo a los romanos: “vuestra fe se divulga por todo el mundo” (Rom. 1:8). Los Judíos de Tesalónica declararon: “éstos que trastornan el mundo entero también han venido acá” (Hch. 17:6). ¡Esto es multiplicación de líderes por un grupo pequeño! ¡Qué impresionante! ¡Un pequeño grupo de hombres sencillos en las manos de un Dios maravilloso transformaron el mundo!

Si queremos que la iglesia sea una iglesia ganadora, si deseamos ver a una iglesia que tenga grupos pequeños multiplicadores debemos empezar a formar nuevos líderes, nuevos líderes para formar nuevos grupos pequeños. Por eso se llama MULTIPLICACIÓN y NO DIVISIÓN de grupos pequeños, pues cuando multiplico, SUMO; y cuando divido, RESTO.
Jesús no preparó miembros, él preparó líderes. Por eso Pablo convencido de ese principio de liderazgo encarga a Timoteo la tarea de discipular formando nuevos líderes. No lo hagas solo, entrena líderes. Tu grupo pequeño ¿ya formó a un nuevo líder? Tu grupo pequeño ¿se va a multiplicar? No formes un nuevo grupo pequeño sino has preparado un nuevo líder.

Y entonces, ¿qué hacemos?
¿Qué consejo le darías al líder del grupo pequeño “Seguidores de Jesús” que está emocionado por tener un grupo tan numeroso? Le podríamos decir: “Si deseas que tu grupo pequeño se divida, entonces házlo; pero si deseas que tu grupo pequeño se multiplique, entonces debes tener la seguridad de haber formado un nuevo líder capaz de reemplazarte eficazmente”.

La multiplicación de grupos pequeños no depende de los número de miembros, sino de los nuevos líderes que tenemos para pastorear como Dios quiere (Jer. 3:15). Dios quiere una iglesia multiplicadora. Dios llama a líderes apasionados en cumplir la misión de multiplicarse, para impactar al mundo con esperanza. Pero debemos ir con calma, y con la seguridad de que, si hacemos las cosas  tal y como Jesús quiere, cosecharemos resultados extraordinarios.

Pr. Heyssen J. Cordero Maraví
DISTRITO MISIONERO DE CIENEGUILLA
ASOCIACIÓN PERUANA CENTRAL
UNIÓN PERUANA DEL SUR

Artículo publicado en la REVISTA ADVENTISTA para Sudamérica en Septiembre del 2014.



[1]Para un breve resumen del surgimiento de los grupos pequeños en la iglesia adventista de Sudamérica, véase: Isabel y Daniel Rode, Crecimiento. Claves para revolucionar su iglesia (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2003), 87-93.
[2]Walter y Viviana Lehoux, En las manos de uno que no falla (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), 32.
[3]Melchor A. Ferreira Castillo, Quiero organizar grupos pequeños, ¿qué hago? (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2003), 16.
[4]Marco A. Huaco, Compartiendo esperanza (Lima: MEGAGRAF, 2008), 15.
[5]Derek J. Morris, La oración radical (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2010), 22.
[6]James A. Cress, Los conservas, si los cuidas: cómo ayudar a los miembros a permanecer en la iglesia (Buenos Aires: ACES, 2005), 13.
[7] Elena G. de White, El Deseado de todas las gentes, 315.
[8]Aguinaldo Leonidas Guimarães, “Yo también los envío”, Revista del Anciano (Abril – Junio 2012), 24.
[9] Paulo Godinho, “Nuestra misión: Hacer discípulos”, Revista del Anciano (Julio – Septiembre 2012), 15.
[10] Jonas Arrais, Se busca un buen pastor (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2011), 99.
[11]Russell Burrill, Discípulos modernos para iglesias revolucionarias (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), 15.
[12] Elena G. de White, El evangelismo (Buenos Aires: ACES, 1978), 59.
[13] Elena G. de White, El Deseado de todas las gentes, 316.
[14] N. Ashok Kumar, “La segunda opción”, Revista Ministerio adventista (Mayo – Junio 2013), 16.
[15]Melchor A. Ferreira Castillo, Quiero organizar grupos pequeños ¿qué hago?, 12,13.
[16] Elena G. de White, Servicio cristiano (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2007), 47.

lunes, 10 de agosto de 2015

¿Qué mensaje debes llevar…?


“¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sión: ¡Tu Dios reina!” (Isaías 52:7)
Sin duda que este texto te resulta conocido. Pertenece a la categoría de los textos positivos que encontramos en la Escritura. Es un texto que alienta el corazón y lo llena de ánimo y de esperanza. Pero no se queda aquí, el texto va más lejos, invitándonos a ser de una determinada manera.
Lo más interesante de este texto es el momento en el que se da. El que lo escribe es el profeta Isaías. Éste vive la legislatura de cuatro reyes: Uzías, Jotam, Acab y Ezequías. Isaías tiene que vivir uno de los peores momentos de la historia de Israel: los problemas se multiplican, nada parece salir bien, todo parece desmoronarse…
Tres cosas a resaltar:
  1. El rey Acab cae en la más grande de las idolatrías que nos podamos imaginar. No se trata de un enfriamiento espiritual, ¡no! El rey va tan lejos que abandona al Dios de Israel para servir a los baales. Esto va a suponer grandes cambios en la administración de la liturgia. Por ejemplo, la nueva elección supone un cambio en el sacerdocio levítico por otro sacerdocio con otros rituales. Con Acab se inicia una nueva forma de sacrificios donde se incluirán además de animales, el sacrificio de niños pequeños.
  2. A Acab le sucede su hijo Ezequías. Este fue un rey distinto. Se le conoce como el rey reformador. Volvió a las sendas antiguas: restauró el sacerdocio levítico, así como las ceremonias tradicionales y el sacrificios de animales, quitando, como es de suponer, los sacrificios de niños. ¿Dónde está el problema? En que a pesar de la reforma hecha, todo parece seguir yendo mal. Nada parece cambiar.
  3. Los Asirios sitian Jerusalén. Los Asirios se caracterizaban por ser insensibles, cruentos y dados a aplicar muertes sanguinarias. Jerusalén respira todo esto como una amenaza que puede hacerse realidad. ¿Te das cuenta de la situación?
DIOS INTERVIENE
¿Cómo afectan todas estas cosas al pueblo de Dios? Mucho y además de una forma muy negativa. El pueblo expresa su desacuerdo a través de la protesta y de la crítica. El ánimo está por los suelos. Una gran mayoría viendo la imposibilidad de que las cosas cambien terminan pasando de todo. Y es en este preciso momento en el que Dios interviene. ¿De qué manera? Llama al profeta Isaías y le da un mensaje para su pueblo. ¿Qué mensaje es ese? El que has leído al principio. Ese es el mensaje que el pueblo debe oír y ese es el mensaje que debe dar.
Yo no he podido por menos que hacer una aplicación a nuestros días. Hoy vivimos momentos muy especiales. Pablo los calificó de tiempos peligrosos. Hoy los problemas se multiplican, las cosas no parecen salir como esperamos, a veces parece que todo se desmorona. Suceden cosas inesperadas, las noticias que nos llegan no siempre son buenas y a veces nos sobrecogen situaciones muy difíciles de enfrentar y más de sobrellevar. Y frente a nuestra realidad ¿qué hacer? ¿Optaremos por la queja, por la crítica, por el desánimo, por la decepción?
Si Dios nos tuviese que dar un mensaje hoy ¿qué mensaje nos daría? Personalmente pienso que el Señor nos daría el mismo mensaje que le dio al pueblo de Israel en tiempos de Isaías. Dios nos diría: Hijos, sed portadores de alegría. Hijos, allí donde veas tensión poned paz. Hijos, hablad de las cosas buenas y no de las malas. Hijos, hablad de salvación y no de condena porque yo, vuestro Dios, ¡reino!
Sin lugar a dudas los mensajes de Dios no siempre son fáciles de asimilar, ni de comprender y menos de llevar a la práctica. Pero los mensajes de Dios siempre son oportunos y siempre funcionan. ¿De qué manera? Fíjate en el siguiente mensaje:
“El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán Caminarán y no se fatigarán.” (Isa. 40: 29-31)
El Señor también dio este mensaje al profeta Isaías para llevarlo a su pueblo. Si te fijas bien este mensaje es el complemento del anterior. Cuando uno sigue el consejo divino el resultado será justamente el que acabas de leer: es levantarse, es recuperar fuerzas, es revitalizar energías, es llenarse de ilusiones para continuar el camino.
Me gustaría que ésta fuese tu experiencia mientras vives momentos difíciles. Que Dios te bendiga. Amén.


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