miércoles, 20 de marzo de 2013

Los Grupos Pequeños como herramiento poderosa para el crecimiento de la iglesia

Un grupo pequeño es una reunión con propósito, que reúne de 3 a 12 personas, cara a cara, en un horario fijo, con el objetivo de descubrir y crecer en las posibilidades de una vida abundante en Jesucristo.

Los grupos pequeños (llamados también grupos hogareños, reuniones caseras o células) han demostrado ser muy efectivos para el crecimiento de la iglesia local, no meramente en el sentido numérico por el evangelismo sino, sobre todo, facilitando la comunión para la madurez de los creyentes.

No se trata solamente de una estrategia más, sino de una de las mejores maneras de desarrollar la vida espiritual de la iglesia.


¿Por qué hacer énfasis en grupos pequeños?

1. Porque el modelo de la Iglesia Primitiva incluye actividades de grupos pequeños.

"Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hechos 2:42-47 RV60).

“Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (Hechos 5:42 RV60).

2. Porque los grupos pequeños son efectivos para que las personas puedan desarrollar la calidad de relaciones que necesitan para crecer en Cristo.
Un grupo pequeño permite que los participantes desarrollen un sentido de comunidad con otras personas en la iglesia. La instrucción bíblica se da en un contexto relacional, a través de la preocupación unos por otros, la oración y el apoyo. Estos grupos, generalmente, se reúnen en hogares donde la interacción informal “cara a cara” se facilita. Y lo mejor, ¡se pueden tener tantos grupos pequeños como hogares de los miembros!
Es importante destacar que un grupo pequeño provee un espacio sumamente eficaz para la evangelización. Invitar a un amigo a una reunión informal el martes por la noche en una casa es mucho más accesible que invitarlo a la iglesia el domingo por la mañana. Además, en un grupo pequeño los nuevos creyentes tienen la posibilidad de hacer amigos de inmediato, lo que facilitará su permanencia y consolidación con la iglesia.
        Un grupo promueve compromiso, motivación, constancia, compañerismo, un modelo de la vida cristiana y el aprender los unos de los otros.
        Un grupo de 3 a 12 personas es manejable en cuanto a su dinámica: todos se sienten importantes, todos pueden participar, hay más libertad para compartir, se conocen mejor, y se puede reunir en casi cualquier lugar.

Entonces, ¿cómo comenzar?
Iniciar los grupos pequeños suele parecer lo más difícil del trabajo, pero no lo es. ¡Lo más difícil es mantener los grupos funcionando y multiplicarlos!
Lo esencial que necesita la iglesia para comenzar un grupo pequeño son:
  • Un líder para guiar el grupo.
  • Una familia de la iglesia dispuesta a abrir su casa.
  • Por cada grupo pequeño debe haber un líder que se encargará de guiar las reuniones, impartir el estudio bíblico y acompañar —cuidando y alentando— a los integrantes del grupo. La familia anfitriona debe proveer el lugar adecuado con las comodidades necesarias para la reunión (puede incluir el refrigerio). 
  • No es necesario abrir muchos grupos a la vez. Lo ideal es comenzar con tantos grupos como la iglesia tenga la capacidad. Eso puede significar diez grupos o dos, dependiendo de cada caso. El número de grupos no es lo más importante, sino comenzar.
  • Tal vez en una iglesia solo haya un hermano preparado para iniciar un grupo pequeño. Eso no es un problema realmente. 
Si este trabaja coordinadamente bajo la supervisión de los pastores, él puede:
  1. Iniciar el grupo.
  2. Formar un aprendiz dentro del grupo (puede tomar tres meses de tiempo).
  3. Encargar el grupo al aprendiz que ha formado.
  4. Retirarse del grupo para abrir uno nuevo.
  5. Repetir el proceso.
  6. Un solo líder puede iniciar —no sin esfuerzo y dependencia de Dios— hasta cuatro grupos pequeños en un año. De modo que, si una iglesia cuenta con cinco posibles líderes y las casas abiertas, las posibilidades de crecimiento son muy grandes... ¡hasta veinte grupos pequeños al final del año! El éxito de los grupos pequeños depende de la efectividad de sus líderes.

¡Importante!

El lugar: Debe ser accesible, cómodo, libre de distracciones, con buena luz y ventilación. La mejor ubicación es tener a todos en un círculo.

La primera reunión: Es importante conocerse, tal vez con unos testimonios. Orar brevemente, explicar el porqué de reunirse y cómo serán los estudios. Pasar un tiempo ayudándoles a hacer el primer estudio: asegurarse que cada uno tiene una Biblia, cómo buscar citas bíblicas, cómo contestar con sus propias palabras y compartir lo que han descubierto.

Los compromisos mutuos del grupo:

De parte de los integrantes
  • Venir siempre.
  • Llegar a tiempo.
  • Venir preparados.
  • Usar la Biblia.
  • Orar mucho.


De parte del líder
  • No presionarles a seguir.
  • Terminar a tiempo.
  • No dominar, sino facilitar.
  • Usar la Biblia.
  • Orar mucho.


En conclusión, los grupos pequeños pueden ser una herramienta poderosa para el crecimiento de la iglesia, una vez que comprendemos el valor y la necesidad de trabajar de cerca y de manera directa con las personas.
 

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